La buena organización e Italia nunca han estado muy ligados. Ahí, en el desconcierto de la 14ª etapa del Giro de Italia, en la que no hubo el polémico Crostis, en la que se suprimían 20 kilómetros cuando los corredores ya estaban en carrera, Igor Antón ha demostrado que en el Giro no sólo puede ganar una etapa (la primera de Euskaltel en un Giro), la de hoy, sino que puede estar entre los tres mejores de la ronda italiana, en la que ya se coloca tercero, tras Contador y Nibali.
Hace seis años, en el 2005, cuando acudía a la ronda italiana por baja de un compañero, ya demostró ante Di Luca y Bettini que tiene fuerza para ser uno de los mejores y que no solo tiene talento para ganar una etapa. Ese día les sacó de rueda a los dos grandes del pelotón en un duro repecho. En ese Giro estaba de prueba, pero lo acabó. Hoy, seis años después ha ganado en el Zoncolán.
La organización anunció a última hora de ayer (a las 21.00 horas)que no pasarían por el Crostis. A buenas horas. Desde el comienzo del Giro se hablaba de ello y seguían obcecados con que los corredores pasaran por allí. Habría un médico cada kilómetro. Y digo yo, ¿y en caso evacuación? No tendrían ambulancias durante 37 kilómetros, así que la UCI lo tuvo claro: no al Crostis.
La etapa ha sido dura incluso sin el Crostis. No solo sufrían los ciclistas. Una moto, en la que viajaba un mecánico, también ha dicho basta, se le ha quemado el embrague provocando una gran humareda. Mientras, los corredores, con Igor Antón a la cabeza seguían a lo suyo. El de Galdakado ha saltado a 6,5 kilómetros de meta. Ha sufrido mucho. En un momento de la ascensión al Zoncolán, Nibali y Contador, que estaban vigilantes entre ellos, se han colocado a 10 segundos de Antón, que, aprovechando ese marcaje, ha conseguido entrar en meta con 31 segundos de ventaja. Gesto mítico. Mano al aire. Ahora le queda una etapa del Tour.