El golayo es una especie de pez de la familia de los tiburones, que se pesca en cualquiera de los puntos de costa que rodean a la península. Por eso, se conoce con distintos nombres como bocanegra, itxugia, moixina y zapata.
Uno de los lugares donde se puede encontrar con frecuencia es en el mercado de Santoña, población muy marinera donde la gente lo consume con asiduidad.
La primera vez que yo lo probé fue precisamente allí. Mi mujer me mandó a la pescadería a por merluza, pero todas las personas que estaban delante de mí pedían golayo. Tantas, que al final me dio reparo ser el único en no comprarlo, y me lo llevé a casa, donde siempre estamos dispuestos a probar cosas nuevas.
Antes de comerlo, hay que quitar su durísima piel. Nos quedará una carne consistente, que en una salsa verde de azafrán con unas pocas verduras se convertirá en un bocado delicioso. Rebozado y frito, como la merluza, también es impresionante.
El restaurante el Cenador de Amós, del que os hablé recientemente, lo tienen habitualmente en la carta.
Aquí os enseño uno en su caja, directamente del mercado de Santoña.