En una Antigua judería de Utrera, en una calle llamada “Callejón del niño perdido” se encuentra Besana, un Bar de extraordinarias tapas, dirigido por extraordinarias personas. Una visita obligada para todo gourmet que pase por la provincia de Sevilla.
Según la Real Academia Española, besana, es la labor de surcos paralelos que se hace con el arado. Javier (con Fernando en la foto) y Curro, escogieron esta palabra para describir su trabajo: “recto, líneal, sin desvíos, que, como fruto maduro, de a la tierra lo que es de la tierra”, así describen en su pagina web a Besana Tapas. Este equipo que se complementa de una manera realmente armónica, está marcado por su formación en los fogones del Celler de Can Roca.
La carta de Besana cuenta con más de 20 tapas, muy variadas, desde un paté de cangrejo con salsa tártara, pasando por unos chipirones rellenos de butifarra de perol y al-i-oli de peras, hasta un cordero rustido con torrija de tomate y emulsión de queso payoyo y para cerrar con broche de oro, dulces tentaciones como el tocinillo de pasión, coco y mango. Todo ello acompañado de una selección de vinos que maridan a la perfección con esta maravillosa cocina miniatura.
Un sitio acogedor, que se encuentra en un rincón con ese encanto andaluz que tanto gusta. Una propuesta al cliente, que es crear su propio menú a base del formato tapa, dándole una vuelta más de rosca para hacer notar la importancia que este formato para ellos merece, siempre elaborado con producto de primera, potenciando su fuerza y adaptándose a las temporadas para ofrecer lo mejor de cada producto. Su filosofía es hacer una cocina al alcance de todos para conseguir una “gastronomía social”. Besana, reúne todos los ingredientes para conseguir lo que se han propuesto, ser asequible y apetecible para todos tipo de clientes.