Con el Annapurna nunca puedes estar tranquilo. Cuando parece que se muestra benévolo con sus invasores, responde con un golpe inesperado. Es lo que le ha pasado a Edurne Pasaban. Todo iba sobre ruedas hasta hace unos días. Primero fue la lesión de Ferrán Latorre cuando descendía en esquís hacia el CB tras equipar la ruta al campo 3. Y ayer, una avalancha se llevó por delante un depósito de material con 500 metros de cuerda que habían dejado debajo del cono, entre los campos 2 y 3. Era toda la cuerda que les quedaba. La que necesitaban para equipar la ruta del campo 3 en adelante.
Al menos, la pérdida no es irreversible. El mal tiempo que se ha cernido sobre el Campo Base les da un margen de dos días para que les envíen desde Katmandú el material perdido y que ya han pedido. Por si acaso, han encargado que les manden 100 más, hasta 600 metros de cuerda. Edurne Pasaban espera “recibirla pronto ya que a partir del día 2 de abril las condiciones meteorológicas mejoran de nuevo” y quieren aprovecharlo para subir a montar el Campo 3, dormir allí, concluir la aclimatación y equipar la zona superior de la ruta. Si este plan se cumple, la tolosarra se atreve incluso a aventurar una fecha en torno a la que podrían intentar la cumbre: “el 10 de abril”.
Mientras tanto, el campo base comienza a crecer poco a poco. Ayer, otro helicóptero aterrizó con un viejo conocido de la tolosarra y el equipo de ‘Al Filo’: Juanito Oiarzabal. El vitoriano llegó con sus compañeros en esta expedición, Carlos Pauner, Javier Pérez y Tolo Calafat. El lunes volaron de Kathmandu a Pokhara, donde ayer cogieron otro vuelo hasta Tatopani. Desde Tatopani fueron trasladados al campo base, a 4.200 metros de altura. Fueron necesarios siete viajes del pequeño helicóptero que tiene su base en Tatopani para trasladar al equipo y la carga. El plan era realizar la aproximación a pie, pero la nieve sigue haciendo inviable el paso para los porteadores en alguno de los collados que hay que atravesar.