Manuel Alexandre, con sus ojos burlones y su media sonrisa, entre de bueno y de pillo, se nos ha ido y, como siempre -qué enfermedad la mía- recuerdo motos en películas que le dieron acogida: El motocarro de Plácido, tremenda película de la tremenda miseria que era España -más vigente ahora incluso que hace pocos años-.
Y la llegada en Amanece que no es poco de una vespa con sidecar tripulada por Antonio Resines y Luis Ciges, para al poco oir el pregón pagado por el cura y cantado por Manuel Alexandre:”Dios es uno y trino”.
Lúcido y humilde como pocos, procuremos recordarle, que era de los buenos.