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Las casetes desenterradas

Faduumina Hilowle, vocalista somalí

 

Una de las figuras más interesantes en la música de las últimas dos décadas es la del desenterrador de tesoros, esos paleontólogos pacientes que bucean en el pasado en busca de maravillas que quedaron al margen de la corriente principal de la historia y acabaron olvidadas. La manifestación más impresionante de su tarea llega cuando alguno de estos buscadores no solo descubre al mundo la existencia de un artista valioso, sino que desvela la riqueza de un país entero. Sucedió con Éthiopiques, la asombrosa serie discográfica francesa que hizo añicos nuestras ideas preconcebidas sobre Etiopía, al rescatar grabaciones de los 60 y los 70 que proceden de una cultura urbana vibrante y sofisticada.

Pues bien, algo parecido ha ocurrido ahora con Somalia, un país que en los últimos tiempos se ha vuelto sinónimo de desgobierno, violencia y piratería marítima. El sello Ostinato Records ha editado Sweet As Broken Dates, un recopilatorio que tiene algo de milagro. Según explican en la discográfica, el dictador Siad Barre ordenó en 1988 una serie de feroces bombardeos sobre el norte del país, para reprimir el independentismo de lo que hoy se llama Somalilandia, y estableció como un objetivo estratégico las instalaciones de Radio Hargeisa, situadas en la ciudad homónima. Los archivos de la emisora contenían miles de casetes que fueron trasladadas de emergencia a países vecinos, como Yibuti o la propia Etiopía, e incluso fueron enterradas para salvarlas del desastre, en un salto inesperado de la metáfora a la literalidad.

Diez mil de esas cintas están custodiadas ahora por la Red Sea Foundation, de cuya colección salen los quince cortes del disco. Los responsables de Ostinato los presentan como «una ventana al Mogadiscio de los 70 y los 80», y de verdad que el panorama resulta sorprendente: a la riqueza tradicional de la música somalí (un cruce comercial de caminos donde el mundo árabe recibía la influencia persa, india e incluso china) se sumaba el efecto revitalizador del reggae y la música estadounidense. El resultado es un sonido exuberante y embriagador, una especie de soul y funk africano con canciones como este Ninkaan Ogayn que interpreta Faduumina Hilowle (la artista de la foto de arriba, robada del Instagram del sello) acompañada por la Gacaltooyo Band.

 

Por Carlos Benito

Sobre el autor

Periodista de El Correo. Nací en Logroño, estudié en Pamplona, vivo y trabajo en Bilbao.


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