Digamos que Tough Age lucen una pinta un poco escorada hacia lo friki, ¿no les parece?, y admito que con eso ya me tenían medio ganado de antemano: uno tiene debilidad por los grupos que no parecen fabricados a partir de moldes cool. Pero es que, además, el álbum de debut de estos canadienses está muy bien, con una combinación de punk, garaje, música surf y otras finas hierbas que los distingue de la manada guitarrera, a menudo tan obcecada en un solo sonido. «Son cuatro adultos radicales con décadas compartidas de experiencia, capacidad técnica y colecciones geniales de discos», les describe su sello. La impetuosa We’re Both To Blame abre el álbum.