Aparte de los discos que me gustan y los discos que no, tengo una categoría especial, que son los discos que no acabo de entender, que me superan, que me desconciertan, pero que creo, con cierta candidez, que algún día seré capaz de disfrutar. En ese grupo, destaca el Trout Mask Replica de Captain Beefheart, un álbum de finales de los 60 que suena igual de difícil, desinhibido e inabarcable que cuando se grabó, un artefacto complejo y a la vez salvaje que está entre lo menos conformista de la historia del rock. Y eso, sin meternos siquiera con las letras, que son cosa de otro mundo. Don Van Vliet, que así se llamaba el capitán de corazón de vaca y garganta de fiera, acaba de fallecer: llevaba años retirado en el desierto de Mojave, al parecer víctima de la esclerosis múltiple. Entre los numerosos mensajes de condolencia que están apareciendo en la red, me he sentido inevitablemente identificado con el tweet del escritor John Connolly: “Captain Beefheart ha muerto. En su recuerdo, fracasemos en el intento de escuchar entero Trout Mask Replica. Una vez más”.

Eso sí, como canción de la semana en su honor, les cuelgo Safe As Milk, que es anterior a ese álbum visionario y resulta bastante más convencional y, hummm, disfrutable. Sobre todo en directo, con ese pedazo de banda que acompañaba al capitán.