Los Oscar se han convertido en referencia para cualquier premio que reconozca a los supuestamente mejores en una disciplina. Tenemos oscars de la arquitectura, de la papiroflexia, de las figuritas de mazapán, del gang bang y, cómo no, de los blogs, que son una actividad tan respetable como cualquiera de las anteriores. Se trata de los Bloggies, con una dotación económica humilde pero, según dicen, con mucha repercusión, aunque yo no tenía ni idea de su existencia hasta ayer mismo. El ganador de la edición de este año ha sido Post Secret, una especie de confesionario público donde cualquiera puede hacer confidencias al mundo entero: «Revela cualquier cosa, siempre que sea verdad y que nunca la hayas compartido con nadie antes», plantean los responsables. Lo de la verdad, claro, se supone, pero ciertamente hay secretos muy… ocurrentes. «Siempre he querido encontrar un bebé delante de mi puerta y quedármelo». «Mi mujer cree que mi problema es el juego» (escrito sobre ese anuncio de sexo telefónico que ven en la foto). «Me odio a mí mismo por someterme a tus deseos enfermizos: cada vez que practicamos el sexo, mi alma muere un poco». Si quieren, pasen un ratillo en la página, pero después visiten uno de los blogs finalistas, BoingBoing, que eso sí que es una obra magna.