Lo sabía. O lo presentía. Durante años, miles de ciudadanos agnósticos han proclamado a los cuatro vientos que las procesiones de la Semana Santa española no deben presentarse como actos religiosos. Ni caso. En este país declaradamente ‘católico no practicante’ (o se es o no se es, pero así se presentan cientos miles de españoles cuando se les pregunta por su religión) los nazarenos, capirotes y pasos procesionales de la Semana Santa son algo más que un un mero concepto religioso. No sólo hay creencias (que también), sino folklore, costumbre y raigambre.
Pues bien, el polémico lazo blanco (con el que pretenden protestar por la ampliación de la ley del aborto), está causando problemas en las cofradías que sostienen estos actos y en la asociación de consumidores Facua . Para este organismo, las procesiones de Semana Santa en Castilla y León, “que hasta la fecha fue folklore y parafernalia”, pretenden ser este año “actos reivindicativos por el derecho a la vida”, por lo que “servirán como medida de protesta contra la reforma de la Ley del aborto” a través del lazo blanco. Facua exige un “trato igualitario” y solicita al delegado del Gobierno que informe a todas las juntas de cofradías de Semana Santa de Castilla y León de que, “si lucen un lazo blanco alguno de los cofrades o en un objeto de la procesión”, se debe informar de manera previa a los subdelegados del Gobierno de cada provincia.
El cascarrabias ya lo había planteado hace unos días, más por sorna que por otra cosa, pero Facua no deja de tener razón cuando considera que las cofradías que salgan a la calle con el lazo blanco en sus uniformes deben estar sujetas a las mismas condiciones que el resto de los ciudadanos cuando quieren manifestarse por la calle. “Si un acto religioso se convierte en un acto político debe pedir la licencia correspondiente”, aseguran desde Facua que recuerda que, como asociación de consumidores, tuvo que informar a las administraciones del desarrollo de actos reivindicativos y aportar el lema, el día y la hora, el recorrido por la vía publica y los responsables de la misma.
La polémica por el aborto encizaña las procesiones en algunas localidades andaluzas, según cuenta hoy El País . Algunos costaleros abandonan las procesiones y se escuchan abucheos en la calle. Un espectáculo que ensombrece el trabajo de las cofradías y que divide, sin necesidad, a nazarenos que durante años han vivido estos días con auténtica pasión.