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Día de descanso activo en Namche Bazar

Hoy era el día de descanso en Namche Bazar. Y lo ha sido, pero el doctor ha querido que fuese activo. Todo sea por nuestra mejor aclimatación. El caso es que tras el desayuno nos hemos echado la mochila a la espalda y nos hemos subido hasta una colina cercana, donde hay un pequeño templo budista (como en casi todas las colinas del valle de Khumbu).

Durante la subida hemos descubierto el aeropuerto de Namche Bazar, por llamarle de alguna forma. Se trata simplemente de un campa llena de piedras de unos 300 metros en el único lugar más o menos plano de esa superficicie que hay en kilómetros a la redonda. De todas formas, su uso es de lo más limitado, cuando hemos llegado pastaban unos yak y en los dos días que llevamos aquí no ha aterrizado ninguna avioneta.

Hemos llegado hasta casi 3.900 metros, así que hemos cumplido con el objetivo y nos hemos vuelto a comer al lodge. Durante el descenso un parapente nos ha sorprendido con sus acrobacias, que según ha explicado Asier Izagirre, consumado parapentista, no eran voluntarias. El especialista se las ha visto y deseado para aterrizar. Por la tarde hemos visto a otro sobre Namche Bazar. Sin duda son miembros del equipo que parapentistas que quieren subir a la cumbre del Everest y lanzarse desde allí.

La tarde ha sido tranquila. Edurne y su equipo han estado grabando algunas imágenes para la televisión, mientras el resto hemos dado una vuelta por el pueblo y hemos realizado las últimas compras. También nos hemos encontrado con Unai Llantada y el trekking que le acompaña, casi 30 montañeros, la mayoría de las Encartaciones. Y se ha formado un pequeño revuelo porque casi todos querían la correspondiente foto de recuerdo con Edurne.

Por Fernando J. Pérez e Iñigo Muñoyerro

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