¿Se acuerdan ustedes de la gripe A? ¿Recuerdan cuál fue una de las principales recomendaciones de los servicios sanitarios, desde la Organización Mundial de la Salud hasta el último ambulatorio? ¿No lo saben? Yo se lo recuerdo. Lavarse las manos. Las autoridades sanitarias pidieron a los ciudadanos, especialmente a los niños, que se las aseasen hasta cinco veces al día para evitar que el famoso virus del H1N1 se transmitiese de una persona a otra a través del contacto. Pues bien, la mayoría de los médicos, el 60%, no se las limpia cuando está en contacto con sus pacientes. Y eso lo dice, ojo, nada menos que la propia OMS.
El dato fue dado a conocer por la organización internacional con sede en Ginebra el pasado día 5, con motivo de la jornada mundial ‘Salva vidas: lávate las manos’. Algo va mal. ¿Cómo es posible que los sanitarios, que saben mejor que nadie de la importancia de la higiene en la salud asuman como propio el dicho aquel de ‘consejos vendo para mi no tengo? ¿Es posible? Lo sabe todo el mundo. Según datos de los Centros para el Control y la Prevención de las Enfermedades de Atlanta (CDC), que son de titularidad pública, la falta de higiene provoca el 39% de las infecciones alimentarias en Estados Unidos. Lo hemos oído desde niños. Para evitar infecciones, antes de sentarse al a mesa, hay que lavarse bien las manos.
Pero también es cierto que la OMS lanza mensajes para todo el planeta y que una de las asignaturas pendientes de esta institución es que tiene que comenzar a diferenciar entre sus audiencias. La realidad de un médico de Bangla Desh o Malawi no es la misma que la de un profesional de Bilbao o Nueva York, independientemente de que las malas prácticas no son exclusividad de nadie.
Hay que lavarse las manos porque son la primera línea de defensa contra los gérmenes. A mí me lo dijo un médico, pero si no me creen, pregúntenselo al suyo… ¡60%!