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Fermín Apezteguia

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Es más seguro viajar en avión que ingresar en un hospital

Es más fácil contraer una infección en un hospital que ver caer el avión en el que viajamos. La Organización Mundial de la Salud asegura que “actividades de supuesto alto riesgo, como la aviación y las plantas nucleares tienen un historial de seguridad muy superior al de la atención médica”. La probabilidad de que resulte herido un pasajero en un avión es de una entre un millón. El riesgo de que un paciente sufra algún daño ocasionado por la atención médica resulta, en cambio, mucho mayor: de uno entre 300. La situación, sin embargo, “no es tan dramática”. España figura entre los países con mejores resultados en seguridad para el paciente.

Aún así, siete de cada 100 enfermos adquieren en el hospital enfermedades con las que no contaban al llegar. “La industria de alta complejidad, como la de la energía nuclear y la aviación, han entendido perfectamente la importancia de este concepto y han desarrollado toda una cultura que ha permitido au-mentar su seguridad y disminuir los accidentes de manera drástica. El sector sanitario ha de aprender de ellos”, afirma Itziar Larizgoitia, coordinadora del programa de Seguridad del Paciente de la OMS, que visita hoy Bilbao para participar en el foro Encuentros con la Salud de EL CORREO. “Errar es humano y hemos de entenderlo así. Los profesionales sanitarios pueden equivocarse. Otra cosa diferente es que el sistema debe estar diseñado de manera robusta para compensar los errores humanos inevitables”, valora la experta, defensora de la idea de que profesionales y pacientes pueden mejorar los resultados.

España, país pionero

Los problemas de seguridad en el medio sanitario constituyen “un problema de primera magnitud”, según destaca Larizgoitia. En los países más avanzados, uno de cada 10 pacientes ingresado en un hospital acaba contrayendo alguna de las infecciones nosocomiales, que es como se denominan a las que se contraen en los centros sanitarios o sufriendo algún otro tipo de ‘accidente’ hospitalario. España, país pionero en la incorporación de sistemas de vigilancia y control, “también tiene aún margen para la mejora”, aunque disfruta de uno de los índices más satisfactorios del mundo, con un porcentaje del 7%, ligeramente inferior en el País Vasco (6,7%).

Reducir estas cifras no será tarea fácil. Infectarse con un microbio de hospital no es algo que dependa sólo de la institución. Influyen otras circunstancias más difíciles de controlar, como el estado de salud del paciente y la técnica quirúrgica a la que tenga que someterse. Por ello, las posibilidades de contagio son mayores en las Unidades de Cuidados Intensivos, donde se efectúan el 30% de las intervenciones. Los pacientes ingresados presentan, por norma, una afección grave y se encuentran mucho más bajos de defensas.

Carros para las urgencias

La relación de complicaciones que puede sufrir la salud de un paciente en un centro sanitario va más allá de las relacionadas con infecciones hospitalarias. “Prevenir la inseguridad de la atención es una de las tareas más importantes de los profesionales de la salud”, destaca Larizgoitia, que considera necesario la adopción de sistemas de defensa, que mejoren la seguridad del paciente. «Un enfermo puede estar muy grave y ser necesario que le inserten un catéter intravenoso de urgencia. No se puede esperar; y el personal sanitario se ve en la necesidad de atenderle sin las máximas condiciones de higiene. Sin guantes, ni gorros. Podría morir», añade.

“Una de las defensas que proponemos es disponer de carros con todos los utensilios imprescindibles en los quirofanos para evitar este tipo de riesgos”. La experta defiende la necesidadde que los centros hospitalarios apliquenen lo relativo a seguridad del paciente las mismas exigencias de la industria de alta complejidad. La relación de medidas de prevención debería incluir, según la OMS, que haya siempre dos personas encargadas de comprobar determinadas acciones sanitarias, como la medicación que se prepara o la cantidad de radiación que va a dársele a un paciente, que es algo que ya se hace en España.

La OMS también ha propuesto que a nivel global se introduzca en el ámbito de la sanidad algo que la industria de la aviación utiliza desde los años 30 del siglo pasado: las hojas de verificación. “En el mundode la medicina son una revolución”, destaca. Las ‘check lists’ sirven para comprobar que todos los pasos de seguridad que deben darse se han dado y que cada uno delos miembros del equipo ha cumplido con su misión. “No se trata de trabajar como en una fábrica de tornillos, pero sí de utilizar algunas desus técnicas en uno de los sectores donde, está comprobado, el personal trabaja con mayor motivación”.

La salud al alcance de cualquiera

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