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Anje Ribera

Música callada

Paul Simon – Graceland

De esta canción se podría escribir tanto que me invaden las dudas. ¿Por dónde empiezo? Le haré caso al rey de ‘Alicia en el país de las maravillas’ cuando le dijo al Conejo Blanco aquello de que «comienza por el principio y sigue hasta que llegues al final. Entonces, párate».

El proyecto ‘Graceland’ surgió de una vieja cinta de casse tte de los Boyoyo Boys titulada ‘Accordion jive hits volume II’, cargada de ritmos típicos de las calles de Soweto, que llegó a manos de Paul Simon y que escuchaba en su coche durante un viaje a la mítica residencia de Elvis Presley. Fue esa música la que le llegó a viajar hasta Sudáfrica para abrir la puerta por la que la influencia de la música africana penetró en el mundo del pop occidental.

Simon, por encima del bien y del mal al ser convertido en divo por su éxito superlativo gracias al dúo que conformó con Art Garfunkel, se atrevió a experimentar en ese campo, consciente de que el riesgo era alto, pero también sabedor de que su condición de dios le permitiría sobrellevar un fracaso.

Ocurrió en 1986. ‘Graceland’ fusionó los sonidos sudafricanos (mbaqanga y mbube) con el pop norteamericano para crear un tema perfecto. Contó con la participación de artistas del continente pobre con raíces zulúes o xhosa como la cantante Miriam Makeba, el trompetista Hugh Masekela, el guitarrista Ray Phiri, el bajista Bakithi Khumalo o el coro Ladysmith Black Mambazo, y cosechó un éxito imprevisto que le llevó a vender más de catorce millones de copias en todo el mundo. Por supuesto fue número uno en todo el planeta.

Además de suponer un desafío al apartheid, la aventura de Simon creó un producto inolvidable, ambicioso y vanguardista que supo combinar temáticas típicamente de la Gran Manzana con ritmos tribales tras reformular patrones métricos y estructurales hasta conformar canciones como la que hoy destacamos. Un culto al contraste entre la poesía del americano y la contundencia de quienes le acompañaron.

Bajo la producción de Roy Halee, un concienzudo trabajo que contó con la participación de más de cincuenta músicos alumbró la gestación de una canción que tuvo que luchar inicialmente contra quienes creyeron que, con Nelson Mandela aún en la cárcel, el proyecto de Paul Simon insuflaba vida al régimen racista de Pretoria.

Entre los críticos estaban la ONU y por el Congreso Nacional Africano, que estimaban que suponía romper el boicot cultural que se mantenía a la administración afrikaner. Pero el posicionamiento favorable de la célebre presentadora estadounidense Oprah Winfrey, de raza negra, abrió el camino hacia la aceptación universal. Según el genio estadounidense, ‘Graceland’ puso rostro a las víctimas del apartheid.

La letra en ningún caso realiza alusiones directas al conflicto político. Se limita a ofrecer símbolos e imágenes del continente africano, de pequeños pasajes de vida, situaciones, desigualdades y penurias, siempre enfocadas desde la introspección. En ‘Graceland’ nos habla de una peregrinación de olvidados que van hacia su tierra prometida.

‘Graceland’ supone un mensaje a la unión de los pueblos. El descubrimiento de un nuevo musical y la creación de lazos entre diversas culturas tras encontrar puntos comunes y fundir las diferencias hasta demostrar que la música es una forma de comunicación universal.

http://youtu.be/h6fS_7Yp0hY

El delta del Mississippi estaba reluciente
como si fuese la guitarra de América 
Estoy siguiendo el curso del río 
por la carretera
atravesando la cuna de la guerra civil 

Voy a Graceland 
Graceland 
En Memphis, Tennessee 
Voy a Graceland 

Jóvenes sin blanca y peregrinos con sus familias 
vamos a Graceland 
mi compañero de viaje tiene nueve años
es el hijo de mi primer matrimonio 
pero tengo razones para creer 
que los dos seremos recibidos 
en Graceland 

Ella se vuelve para decirme que se va 
como si no lo supiese
como si no conociese mi propia cama 
como si nunca me hubiera dado cuenta de 
la forma en que se apartaba el pelo de la frente 

Y me dijo que el amor perdido 
es como un roto en tu corazón 
todo el mundo ve que estás hecho añicos 
todo el mundo ve que sopla un frío viento en tu corazón

Voy a Graceland 
Memphis, Tennessee 
Voy a Graceland 
Jóvenes sin blanca y peregrinos con sus familias 
Vamos a Graceland 

Mis compañeros de viaje
son fantasmas y portales vacíos
estoy mirando a los fantasmas y a los huecos
pero tengo razones para creer
que todos seremos recibidos
en Graceland

Hay una chica en New York
que se llama a sí misma el trampolín humano
y a veces cuando estoy mal, 
o caigo en la melancolía, me digo
¡Oh, esto es lo que ella quiere decir!
Quiere decir que estamos rebotando hacia Graceland

Y me doy cuenta de que el amor perdido
es como un roto en tu corazón
Todo el mundo ve que estás hecho añicos 
todo el mundo ve que sopla un frío viento en tu corazón

Graceland, en Graceland
Voy a Graceland
por razones que no puedo explicar
Hay una parte de mí que quiere ver
Graceland

Y quizás esté obligado a defender
cada amor, cada final
o quizá ya no tenga que defender nada ya
quizá tenga una razón para creer
que todos seremos recibidos 
en Graceland

VERSIONES

DANNIEL ROSSEN, miembro de la banda rockera norteamericana Grizzly Bear, firmó una interpretación peculiar de ‘Graceland’ con el propio Simon.

Los canadienses de HEY ROSETTA! interpreton ‘Graceland’ en directo en el Chicago Music Exchange de 2012.

GOTYE & THE LITTLE STEVIES también recurrieron al tema y lo cantaron al estilo country.

THE TALLEST MAN ON EARTH realizó un cóver peculiar en 2010.

Otros artistas también han ofrecido su versión. Por ejemplo Hot Chip, El Vez, Casiotone for the Painfully Alone o el veterano WILLIE NELSON.

PAUL SIMON es cantante, productor, compositor y hasta actor. El dúo mágico de voces angelicales Simon & Garfunkel le erigió como una de las figuras más trascendentales del pop, ya desde los años sesenta del pasado siglo. No se le considera un artista cualquiera. El mismo se confiesa extraño, dotado de un aire de desesperación de quien busca un lugar en el mundo y aún no lo ha encontrado. Pese a ello ha constituido una influencia constante para mucha gente que ha hecho de la música su vida.

Tras abandonar definitivamente al rubio de su pareja –A Garfunkel hay quien en España se confunde con el divulgador Eduardo Punset– y varios discos en solitario con canciones con incuestionable éxito como ‘Late in the evening’, ‘Me and Julio down by the schoolyard’, o ‘Mother and child reunion’, no fue difícil para él romper barreras.

En 1985 Simon decide dar un giro a su carrera y, ya con 44 años, empieza a oír de todo para reinventarse con alma de sudafricano. El éxito y la polémica fueron tales que su nueva fama eclipsó a la pasada.

La repercusión de ‘Graceland’ le costó a Simon problemas para reemprender su camino tras aquella experiencia. Lo consiguió, aunque hasta los noventa no supo desembarazarse de la sombra de aquel proyecto. Miró hacia Brasil y la Amazonia hasta que un directo brutal desde Central Park de Nueva York supuso probablemente el punto más alto de su carrera.

El esfuerzo de los últimos años fue tal que volvió a casa para descansar. Ahora sólo abandona su hogar en contadas ocasiones, aunque su discografía sigue creciendo.

Canciones para escuchar a oscuras - Por Anje Ribera

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