Sí, sí, es cierto. Esta canción es de Bob Dylan, pero a mí la versión que me parece más interesante es la de The Byrds. La leyenda viva la escribió en 1964, pero quienes popularizaron ‘Mr. tambourine man’ fueron ellos al comienzo del siguiente año. Su grabación alcanzó de inmediato la cima de las listas de ventas y hasta revolucionó el country folk, acelerando incluso que Dylan electrificara su sonido. Vendieron más de un millón de copias.
El brillo de la guitarra de Jim McGuinn sobresalió en un tema producido para la discográfica CBS por el hijo de la famosa cantante Doris Day, Terry Melcher. Apoyaron el sonido músicos de prestigio como Hal Blaine (batería), Larry Knechtel (bajo), Jerry Cole (guitarra rítmica) y Leon Russell (piano eléctrico). Sus arreglos y las ricas armonías vocales enriquecieron el tema original de Dylan.
Aunque el propio autor dijo en alguna ocasión que se inspiró en la imagen de un músico agitando la pandereta, otras versiones apuntan que describe un viaje que realizó en su juventud desde Los Ángeles a Nueva York. Para amenizarlo envió paquetes de marihuana a distintas oficinas postales a lo largo de la ruta, evitando así el peligro de que fuera detenido por la Policía en poder de los estupefacientes. Por lo tanto, el señor de la pandereta bien pudiera ser el ‘camello’ de Dylan. La versión de la droga es asimismo la que mantiene la película ‘Mentes peligrosas’.
Una tercera hipótesis especula con que ‘Mr. tambourine man’ hace alusión a un personaje de cómics muy popular en los sesenta, muy similar en su vestimenta al sombrerero loco de Alicia en el país de las maravillas, que, por cierto, también hacía reiteradas referencias al consumo de alucinógenos. Incluso hay quien piensa que se refiere al niño de la canción navideña ‘El pequeño tamborilero’ o que incluso está dedicada a Jesucristo.
La verdadera historia queda aún por confirmarse cuando ya han pasado casi cincuenta años desde que fue escrita la canción, pero lo único cierto es que, sea cual sea su mensaje primitivo, cada vez que se interpreta extiende una sensación de alegría y paz pese a la profunda soledad, tristeza y desconsuelo que nos pretende transmitir.
Al margen de dobles sentidos, sismologías o interpretaciones abiertas, la letra nos relata la historia de un hombre solo y triste que tiene problemas para conciliar el sueño y que le pide al señor de la pandereta que toque una canción para él.
Oye, señor de la pandereta, toca una canción para mí,
sigo despierto y no tengo a dónde ir,
oye, señor de la pandereta, toca una canción para mí,
y te seguiré a lo largo de esta madrugada ligera
Aunque sé que los imperios de anoche
ya se han convertido en arena,
se han esfumado entre mis manos,
déjame aquí a ciegas, pero sin estar dormido
Me sorprende el hastío que siento,
me han marcado los pies,
no tengo que encontrarme con nadie,
y la calle ancestral y vacía
está demasiado muerta para soñar
Llévame de viaje en tu barco mágico y arremolinado,
he sido despojado de mis sentidos,
mis manos inertes no consiguen agarrarse a nada,
y mis dedos son demasiado torpes para tocar,
no esperes más que ver deambular los tacones de mis botas
Estoy listo para ir a donde sea,
preparado para desvanecerme
dentro de mi propio desfile, así que
lanza tu hechizo danzante sobre mí,
y prometo que me someteré a él
Aunque escuches risas, bailes, y
movimientos febriles atravesando el sol,
no es intención de nadie, sólo huyen a la desesperada,
y, excepto para el cielo, no hay vallas enfrente suyo
Y si crees escuchar vagos trazos de rimas inconexas
acompañando el sonido de tu pandereta,
sólo hay un payaso andrajoso detrás,
no pagaría por ellas ni por asomo,
son sólo las sombras que está persiguiendo
Luego hazme desaparecer a través
de los anillos de humo de mi mente,
bajo las neblinosas ruinas del tiempo,
más allá de las hojas congeladas
de los árboles embrujados y asustados,
a merced del viento de la costa,
lejos del retorcido alcance de la pena demente
Sí, para bailar agitando una mano
al aire bajo el cielo de diamantes,
perfilada por el mar, rodeada de montañas de arena,
con los recuerdos y el destino
hundiéndome hasta las profundidades, bajo las olas,
deja que me olvide de hoy hasta mañana
Oye, señor de la pandereta, toca una canción para mí,
sigo despierto, y no tengo a dónde ir,
oye, señor de la pandereta, toca una canción para mí,
y te seguiré a lo largo de esta madrugada ligera
VERSIONES
Son incontables. Cómo no, hay que ofrecer la original de BOB DYLAN.
Entre tantas revisiones destacó, por ejemplo, la que realizó STEVIE WONDER.
No olvidemos la de JUDY COLLINS.
También os ofrezco la del grupo THE FOUR SEASONS. Peculiar, sobre todo los coros.
Para los interesados en algo más moderno, conviene buscar también las revisiones realizadas por TEENAGE FANCLUB, JUNIOR o SOLAR.
THE BYRDS fue una de las bandas fundamentales de la historia del pop estadounidense, influyendo en infinidad de músicos. Nacieron a mediados de los sesenta para contrarrestar la oleada del pop británico que invadió el nuevo continente. Sus acordes autóctonos del folk americano marcaron las directrices del folk rock que trató de frenar la avalancha que siguió a The Beatles desde 1964.
Jim McGuinn (banjo y voz), Chris Hillman (bajo y mandolina), Gene Clark (guitarra, armónica y pandereta), Michael Clarke (batería y armónica) y David Crosby (guitarra y voz) se unieron en 1964 y un año más tarde llegaron n al estrellato con ‘Mr. Tambourine man’, al que siguieron otros singles de éxito como ‘A ll I really want to do’ o ‘Turn! Turn! Turn!’. Tres años de pop folk brillante dieron paso a cambios de formación y una nueva orientación hacia el country-rock hasta que en 1968 se separan.
McGuinn intentó seguir formando los nuevos Byrds, grupo con el que sobrevive hasta 1972. Un año más tarde los integrantes originales se reunieron para grabar un LP de despedida. Dejaron atrás un gran legado que, afortunadamente, aún sobrevive para que podamos degustarlo en la actualidad.