Debo reconocer que yo soy más de Noche de Difuntos, tea en la ventana para que el alma de los que se fueron sepan que se piensa en ellos y todo eso; vamos, un rollo. No parecía en principio una fecha propicia para el despliegue de la fiesta, el disfraz y los tópicos fáciles. Pero las películas y la tv tiran como dos carretas, y héte aquí que ya ponemos sólo árboles en Navidad y celebramos con disfraces de terrorcillo lo que podría ser un drama introspectivo. Hombre, más ligero sí es, y más divertido también ¿no?. Cualquier día la Santa Compaña se nos cepilla a Santa Claus y se acabó lo que se daba.