Todos buscamos la felicidad y, para ello, perseguimos emociones positivas, que nos hagan sentir bien, y huimos de las negativas, aquellas que nos disgustan o nos hacen daño. Hi Po Bobo Lau y su grupo, de la Universidad de Hong Kong, nos recuerdan aquello de que el dinero da la felicidad y se preguntan si estaríamos dispuestos a pagar y cuánto por disfrutar de emociones positivas o por evitar emociones negativas. Por ejemplo, si nos pagamos un fin de semana en el campo hemos gastado dinero para conseguir tranquilidad y sosiego, que son emociones positivas, o para evitar el ajetreo y el estrés de la ciudad, que son emociones negativas. Hemos pagado y Hi Po Bobo Lu se pregunta si es por conseguir lo bueno, evitar lo malo o, quizá, ambas cosas a la vez.
Su primer estudio es con 97 voluntarios, de ellos 17 chicos, todos británicos. Se les pregunta cuánto estarían dispuestos a pagar, en unas tarifas que van de 10 a 150 libras, para conseguir emociones positivas como amor, felicidad y orgullo, y evitar negativas como ira, vergüenza, miedo, asco, soledad, preocupación, culpabilidad y tristeza.
La disposición a pagar es mayor para conseguir las emociones positivas que por evitar las negativas. Las medias totales son de pagar 81.05 librar por disfrutar de emociones positivas y 62.84 libras por evitar las negativas. Y una por una, gana el amor, con 95.26 libras de media, seguido de la felicidad con 89.05 libras. Ocupa el último lugar el asco, con 43.20 libras, seguido de la vergüenza con 59.17 libras. Está claro que los voluntarios pagan más por disfrutar que por huir.
El segundo estudio repite el primero pero, de los 87 voluntarios que participan, 41, con 14 chicos, son de la Universidad de Cambridge y se declaran británicos mientras que 46, con 21 chicos, son de la Universidad de Hong Kong y son chinos. El objetivo de Hi Po Bobo Lau y su equipo es averiguar si los estudiantes de cultura oriental valoran las emociones y lo que valen como hicieron los estudiantes de cultura occidental en el primer estudio. La valoración es en libras para los estudiantes británicos, como en el primer estudio, y en dólares de Hong Kong, de 100 a 1500, para los voluntarios chinos.
Los británicos repiten los resultados del primer estudio y valoran más conseguir emociones positivas que evitar emociones negativas. Los chinos, en cambio, aunque siguen colocando el amor en primer lugar ponen, a continuación, evitar los remordimientos, los agobios y la tristeza y, sobre todo y como media, pagan más por evitar las emociones negativas, con 617.39 dólares de Hong Kong que en conseguir emociones positivas, con 577.95 dólares de Hong Kong.
En fin, queda mucho por investigar pues, aunque las dos culturas valoran por igual algunas emociones (amor) hay otras que difieren, quizá por normas sociales o culturales.
*HiPoBobo Lau, M.P. White & S. Schnall. 2012. Quantifying the value of emotions using a willingness to pay approach. Journal of Happiness Studies DOI:10.1007/s10902-012-9394-7