La creatividad es uno de esos misterios de la conducta humana que, todavía, supone un enigma. Se suele definir como la habilidad para producir algo que es a la vez novedoso y significativo, lo que es opuesto a trivial o estrafalario. Hay algunos tests que parecen medir la creatividad y todos ellos se basan en la generación de respuestas nuevas y significativas a preguntas de respuesta libre. En estas pruebas se piede a los participantes que propongan usos diferentes a algunos artefactos más o menos habituales, por ejemplo para un ladrillo, en un tiempo limitado. En general, los resultados de estos tests de creatividad muestran una relación estrecha con las actividades creativas en la vida real, con la creatividad que cada uno supone para sí mismo y con los tests de inteligencia.
Según nos cuentan Örjan de Manzano y sus colegas, del Instituto Karolinska de Estocolmo, en Suecia, estos resultados también parecen guardar relación con la actividad cerebral del neurotransmisor (recuerden, un mensajero entre neuronas) dopamina en determinadas zonas del cerebro. Este grupo localiza las neuronas que tienen receptores para dopamina (receptores llamados D2) y su relación con la habilidad creativa.
Por otra parte, no nuevo ni mucho menos relacionar creatividad con ciertos síntomas psicóticos o con una predisposición genética a la esquizofrenia. Y es el número de estos receptores de la dopamina D2 el que importa y, además, en determinadas zonas del cerebro como, por ejemplo, el tálamo.
Trabajando con 14 voluntarios, hombres y mujeres con una edad media de 56 años, Manzano y su grupo encuantran una relación negativa entre los receptores de dopamina y la creatividad. Por tanto, a más creatividad, menos receptores de dopamina, más que un mayor nivel de dopamina. Algo parecido ocurre en los pacientes con esquizofrenia: tienen una menor densidad de receptores D2 en esta misma zona del cerebro. El tálamo es como un filtro de la información que llega a la corteza cerebral que es la zona para el razonamiento y la cognición; si disminuyen los receptores de dopamina, llega más información a esa zona. Este exceso de información, en las personas creativas, promueve relaciones inesperadas; en cambio, en personas con síntomas psicóticos parece provocar una desorganización de la información y el empeoramiento de la enfermedad.
En resumen, en el tálamo y detectado por el número de receptores de dopamina, hay un crude de caminos entre creatividad y esquizifrenia.
*Manzano, Ö. de, S. Cervenka, A. Karabanov, L. Farde & F. Ullén. 2010. Thinking outside a less intact box: thalamic dopamine D2 receptor densities are negatively related to psychometric creatividad in healthy individuals. PLoS ONE 5:e10670