Llevan tiempo los antropólogos y los neurocientíficos intentando desvelar los secretos del amor. Estudian los ingredientes de la química del amor, es decir, los compuestos que nos conducen desde el sexo más básico (Instinto básico) hasta el amor más romántico (Locura de amor), incluyendo aquellos que nos atan a una persona concreta durante mucho tiempo (Cuatro bodas y un funeral). Giovanni Frazzetto, de la Escuela de Economía de Londres, nos cuenta que también interesan los factores genéticos y los circuitos cerebrales que están en la base de ese sentimiento complejo y enigmático que llamamos amor. Desde luego, y lo que sentimos lo confirma aunque no sea muy científico, intervienen las regiones del cerebro que tienen que ver con la motivación y con la recompensa que obtenemos cuando hacemos algo biológicamente importante, en este caso, reproducirnos (Con ocho basta). Y estos sistemas de motivación y recompensa están dirigidos por sistemas de hormonas (mensajeros entre células) y neurotransmisores (mensajeros entre neuronas). En fin, se ha llegado a describir el amor como un fenómeno químico muy cercano a la adicción (Atracción fatal). Quién sabe si algún podremos decir que nos hemos enamorado de alguien que tienen tanto y tanto de dopamina, serotonina, estrógeno y testosterona y eso, precisamente eso, es lo que me va en este momento.
Si vamos al detalle de los compuestos químicos que intervienen en la química del amor, Julian Savulescu y Anders Sandberg, de la Universidad de Oxford, nos pueden ayudar. Para empezar, la testosterona aumenta la atracción sexual en hombres y mujeres y, por ello, los encuentros sexuales, la actividad sexual y la satisfacción, pero no la pasión romántica o un mayor compromiso con la pareja.
La oxitocina y la vasopresina son hormonas importantes en la creación de relaciones entre personas como, por ejemplo, entre la madre y el hijo. La oxitocina, en concreto, es una hormona pro-social y se secreta en el contacto piel a piel, además de intervenir contra el estrés y el miedo. En nuestra especie, cuando vemos a la persona amada se activan las regiones del cerebro con oxitocina y vasopresina.
La hormona liberadora de corticotropina (CRH, del inglés Corticotropin Releasing Hormone) está ligada al miedo a la separación y al malestar que produce. En el amor es algo así como el palo que nos mantiene firmes más que la zanahoria que nos motiva. La CRH es el castigo si fallamos en la pareja.
Y, para aburrir, un compuesto más de la química del amor o, más bien, una familia de compuestos, los entactógenos. Son compuestos psicoestimulantes que provocan la sociabilidad, el acercamiento a los demás, la empatía, la sinceridad emocional y, debido a todo ello, la reducción de la ansiedad. Además, tienen efectos alucinógenos y de alteración de las percepciones. Para entendernos, entre los entactógenos más populares está el MDMA o 3,4-metilenedioxi-N-metilanfetamina, más conocido como “éxtasis”. No son afrodisíacos sino drogas que promueven la cercanía emocional.
En fin, se puede afirmar que el amor es un proceso multifactorial que, lo hemos de agradecer, tiene un resultado evolutivamente agradable y muy recompensado, tanto física como mentalmente, cuando se cumple como es debido (El estanque dorado).
*Frazzetto, G. 2010. The science of online dating. EMBO Reports 11: 25-27.
*Savulescu, J. & A. Sandberg. 2008. Neuroenhancement of love and marriage: The chemicals between us. Neuroethics 1: 31-44.