En 1977, Manuel Calvo Hernando, periodista especializado en divulgación científica y maestro de periodistas, enumeró en su libro Periodismo científico los errores en que podían caer los periodistas especializados. El primero de ellos era el almanaquismo y Calvo Hernando lo definía como la tendencia a convertir la información educacional, científica y tecnológica en curiosidades, registros de récords, anécdotas, etc. Bienvenido León avisaba del mismo peligro para los documentales de divulgación científica y Wendel Lima llegaba a la misma conclusión para las revistas de divulgación científica de gran tirada.
Alguien puede pensar que este blog, La Biología Estupenda, cae en ese error. Sin embargo, hay dos razones que, por mi parte, mantengo como mis objetivos para evitarlo. Bienvenido León, en su libro ya citado, asegura que este peligro se evita si mantiene la convicción de que divulgar no es trivializar, sino integrar nuevos conocimientos. Sobre esta integración volveré más adelante. Para Wendel Lima, el almanaquismo está muy relacionado con el sensacionalismo y esa relación es lo que lleva a lo inusitado o espectacular en la divulgación científica, es decir, la trivialización que mencionaba León. Así, el lector puede creer que la ciencia es lo extraño, lo inverosímil o, por el contrario, quedar reducida a todos los gadgets de la tecnología. Pero, por otra parte, la divulgación científica debe hacer fácil la ciencia para una ciudadanía que la considera difícil e, incluso, imposible ya desde el lenguaje que utiliza. Y, por ello, la seriedad en la exposición no significa que desaparezca el buen humor, la ironía y la facilidad que requiere una buena lectura. Algo así viene a afirmar Manuel Toharia en el Prólogo del divertido libro de Oscar Giménez titulado Si Galileo levantara la cabeza.
Finalmente, y volviendo a la integración de conocimientos que pedía Bienvenido León, debo añadir que para mí esa integración tiene la forma de un patchwork, o, si se quiere, de una almazuela en palabra de nuestro idioma. Hay quien se ha quejado, al comentar algún asunto científico concreto, que la ciencia no es todavía completa y sí un patchwork en el que algunas piezas avanzan rápidamente y otras quedan atrás o, incluso, aparcadas a la espera de nuevos avances metodológicos o conceptuales. Y añade que, en ese campo concreto al que se refiere, es a pesar de todo lo mejor que tenemos. Lo dice en tono triste y casi de reproche cuando, en realidad, toda la ciencia es un enorme e inmenso e inacabado patchwork formado, a su vez, por patchworks más pequeños. El todo no se ha alcanzado y ojalá que nunca se alcance la coherencia total que pedía el quejoso.
Nancy Cartwright, de la London School of Economics and Political Science y reputada filósofa de la ciencia, es la creadora de este concepto de la ciencia como patchwork de modelos que representan la realidad. La trama no es solo bidimensional sino que se extiende en todas direcciones, cada científico aportando su retal, más o menos grande o importante, para construir la almazuela incabada e inacabable. En este blog pretendo aplicar mi granito de arena a esta construcción divulgando ciencia que, a pesar del más o menos conseguido humor e ironía, no deja de ser importante para nuestra vida cotidiana y para nuestro conocimiento del mundo y de nosotros mismos.
Y, finalmente, quien le interese este debate puede entrar en Google y buscar The Patchwork Text; le ayudará a entender y, quizá, a cambiar su concepto de la ciencia.
*Calvo Hernando, M. 1977. Periodismo científico. Paraninfo. Madrid. 330 pp.
*León, B. 1999. El documental de divulgación científica. Ed. Paidós Ibérica. Barcelona. 190 pp.
*Lima, W. 2005. Jornalismo científico: Os riscos do almanaquismo. Observatório da Imprensa. 10/5/2005.
*Smith, S.R. 2001. Models and the unity of classical physics: Nancy Cartwright’s Dappled World. Philosophy of Science 68: 456-475.
*Toharia, M. 2004. Prólogo. En Si Galileo levantara la cabeza, de Oscar Giménez, p. 11-14. Ed. Robinbook. Barcelona.