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Eduardo Angulo Pinedo

La biología estupenda

Nacimientos

La demanda de energía de una madre para el embarazo, la lactancia y la cría de los hijos dura mucho tiempo e nuestra especie. No ocurre como en otros mamíferos con un ciclo reproductor más corto que permite que el nacimiento y cría coincida con la época del año con más recursos, es decir, la primavera y el verano. Por ello, las hembras de nuestra especie son fértiles todo el año. Además, lo hemos complicado aún más por nuestra tendencia a aislarnos del entorno y a acumular alimentos, y todo ello nos permite controlar cada vez más las condiciones del entorno. Comenzamos a hacerlo en cuevas y abrigos y ahora lo hacemos en nuestras casas con calefacción y aire acondicionado. Y todo esto ha cambiado la distribución temporal de la concepción y el nacimiento de nuestros niños.

Hasta la década de los sesenta, la mayoría de los nacimientos tenían lugar en los últimos meses del año y en los primeros del siguiente, hacia enero y febrero, con la concepción en primavera, allá por abril y mayo. Como escribe Antonio Quesada, de la Universidad de Granada, este es el patrón de nacimientos de una población que concibe y pare, sobre todo, siguiendo los ciclos hormonales naturales derivados del aumento de luz natural de los días cada vez más largos de la primavera.

Quesada estudia la población de Andalucía entre 1941 y 2000 a través de 7209726 nacimientos. La fecha de concepción se consigue restando 270 días a la fecha de nacimiento. Hasta 1960, la población sigue el ciclo de nacimientos que ya hemos mencionado, con máximos en invierno. Pero, después de esa fecha, se atenúa el número de nacimientos invernales y comienza a crecer un nuevo máximo en septiembre, con la concepción en diciembre. El cambio, que vemos que ocurre en los sesenta, tiene que ver con la industrialización del país, los Planes de Desarrollo y la electrificación rural. Se vive en un ambiente cada vez más controlado, no hay estacionalidad que tenga que ver con la primavera y las hormonas; más bien, parece que las concepciones se centran alrededor de las fiestas navideñas.

Cuando Ramón Cancho y su grupo, de la Universidad de Valladolid, extendieron el trabajo anterior a toda España también desde 1941 a 2000 pero con 33421731 nacimientos, encontraron que, en conjunto, hay dos picos de nacimientos, uno en abril, con la concepción en julio, y otro en septiembre, con la concepción en diciembre. O sea, la concepción en fiestas o en vacaciones, sean en navidad o en verano. Incluso en la última década estudiada, de 1991 a 2000, desaparece la estacionalidad, ya no hay máximos de nacimientos, ya no se depende del entorno, ni en luz, ni en temperatura, ni en alimentos, para la reproducción. El entorno está controlado, cualquier día (o noche) del año es buena para la concepción.

También los acontecimientos excepcionales influyen en la natalidad. Así, en el estudio de Russell Foster y Till Roenneberg, de las universidades de Oxford y de Ludwig-Maximillians de Munich, respectivamente, que trata de los nacimientos en España entre 1900 y 1980, se observa como los nacimientos declinan al terminar la Primera Guerra Mundial o con la llegada de la República o, por el contrario, aumentan al terminar la Guerra Civil o la Segunda Guerra Mundial. Y, de nuevo, es evidente la pérdida de estacionalidad a partir de 1960.

*Cancho Candela, R., J.M. Andrés de Llano & J. Ardura Fernández. 2007. Decline and loss of Barth seasonality in Spain: análisis of 33421731 births over 60 years. Journal of Epidemiology and Community Health 61: 713-718.

*Foster, R.G. & T. Roenneberg. 2008. Human responses to the geophysical daily, annual and lunar cycles. Current Biology 18: R784-R794.

*Quesada Ramos, A. 2006.Cambios en la estacionalidad de los nacimientos en Andalucía, España, entre 1941 y 2000. Boletín de la Real Sociedad Española de Historia Natural (Sección Biología). 101: 77-85.

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