Las ciudades están contaminadas. Su aire llega a ser irrespirable por maloliente o por irritante. La mayor parte de la contaminación atmosférica proviene del tráfico, de las emisiones de los motores de combustión interna. Además hay partículas y gases de diferentes procedencias. En esta contaminación atmosférica, y sin que sean muy conocidas, hay gran cantidad de micropartículas que, por la respiración, acaban depositadas en los pulmones y, según su composición o lo que lleven adherido en su superficie, pueden ser muy peligrosas. Estas partículas se clasifican según su tamaño. Así, PM10 es una partícula (en inglés, Particulate Matter) con un tamaño menor o igual que 10 micras (la milésima parte de un milímetro) y proviene del tráfico y de la construcción; las PM2,5 tienen menos de 2,5 micras; y, finalmente, las UFP (Ultrafine Particles) tienen menos de 0,1 micras y proceden del tráfico.
P. Berghmans y su grupo, del Instituto Flamenco de Investigación Tecnológica de Mol, en Bélgica, se preguntaron si estas partículas, tan abundantes en la atmósfera de las ciudades, afectaba a los ciclistas, muy numerosos en aquel país. Para medir las partículas que se encontraba el ciclista en su viaje, montaron un medidor de partículas atmosféricas en una bicicleta y la pasearon por varios trayectos en la ciudad de Mol. Según los resultados, las UFP aparecen en las horas de trabajo de la mañana y son menos abundantes por la tarde. Y recuerden que el mismo aire que midió el contador de partículas lo respiró el ciclista que pedaleaba en la bicicleta.
Del mismo centro, el Instituto Flamenco de Investigación Tecnológica, son Luc Int Panis y su equipo que se han ocupado de cuántas de estas PM llegan a ciclistas y conductores de coche. Con 55 personas que van todos los días a trabajar en bicicleta han medido las partículas que les han afectado en tres ciudades belgas de distinto tamaño y, por tanto, con diferente nivel de tráfico: Bruselas, Mol y Louvain-la-Neuve. Los voluntarios hacen el trayecto en coche y en bicicleta. Los autores miden PM10 y PM2,5.
Las cantidades de particulas inhaladas varían con la ciudad y dependen del tráfico de cada una de ellas. Y la concentración de partículas inhaladas es mayor, para un mismo trayecto, yendo en bici que en coche: los ciclistas respiran a un ritmo 4,3 veces mayor al pedalear que al conducir un coche. Por lo que dicen los autores, esto no lo había tenido en cuenta nadie con anterioridad. La concentración de partículas inhalada es de 5.92 a 8.99 veces mayor en bici que en coche. Los ciclistas inhalan cerca de un litro de aire en cada inspiración, y con él, decenas de millones de partículas, y miles de millones en el trayecto habitual para ir al trabajo. En realidad, y según este grupo, 5,58 millones de partículas por metro recorrido en bicicleta en Bruselas, aunque sean sólo 1,1 millones en Mol, la ciudad con menos tráfico.
Según ha declarado Luc Int Panis, quizá ha llegado el momento de aceptar que, mientras se mantegan los niveles actuales de tráfico rodado, es más sano ir al trabajo en coche que hacerlo en bicicleta.
*Berghmans, P., N. Bleux, L. Int Panis, V.K. Mishra, R. Torfs & M. Van Poppel. 2009. Exposure assessment of a cyclist to PM10 and ultrafine particles. Science of the Total Environment 407: 1286-1298.
*Int Panis, L., B. de Geus, G. Vandenbulcke, H. Willems, B. Degraeuwe, N. Bleux, V. Mishra, I. Thomas & R. Meeusen. 2010. Exposure to particulate matter in traffic: A comparison of cyclists and car passengers. Atmospheric Environment 44: 2263-2270.