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Eduardo Angulo Pinedo

La biología estupenda

Abrazos

Ya vimos en su momento que lanzar penaltis es casi un arte, lleno de creatividad e ingenio, por lo complicado e impredecible que es el movimiento del balón, aunque no tanto como para acabar con la mecánica clásica. Hay que mirar poco al portero, modificar la dirección del disparo sobre la marcha, tener en cuenta donde se coloca el portero, éste debe conocer los hábitos de lanzamiento de penaltis de los delanteros y, viceversa, los delanteros saber el comportamiento de los porteros, y engañarlos con la postura del cuerpo al chutar. En fin, algo muy complicado, como decía antes. El equipo de José Manuel Palao, de la Universidad Católica de San Antonio de Murcia, ha estudiado el lanzamiento de 642 penaltis de equipos de Primera División y Segunda División A y B de la liga española entre 2004 y 2007.

Los resultados se pueden resumir en que siete de cada diez veces los penaltis acaban en gol; curiosamente son mejores los futbolistas de Segunda A (77%) que los de Primera (73%); los diestros tienden a lanzar a la derecha del portero y los zurdos a la izquierda; los lanzamientos a la parte alta de la portería son un 10% más eficaces y ninguno de ellos fue detenido por los porteros; y, finalmente, a menor nivel de la competición, menos lanzamientos a esa zona alta. Y así muchos más detalles, pero, claro está, como hemos visto, un 10% se falla (en Primera, el 70% los para el portero, el 13% a los palos y el 17% restante fuera). Y ello a pesar de que el grupo de Tjerk Moll, de la Universidad de Groningen, en Holanda, han encontrado la solución. Una curiosa y alegre solución que, además, explica mucho del comportamiento de los jugadores.

Moll y sus colegas han estudiado 151 penaltis lanzados en Campeonatos del Mundo y de Europa en las tandas de desempate, tras prórroga y con resultado final de empate. Según los autores, cuanto más celebra un jugador el haber marcado un penalti, más probable es que pertenezca al equipo que ganará el desempate. Y si lo hace levantando los dos brazos incluso puede conseguir que el siguiente lanzamiento, del equipo contrario, se falle. Moll interpreta que se produce, ante tanto aspaviento y tensión, un contagio emocional, positivo para los jugadores del equipo que marca y negativo para los del equipo contrario. Estupendo. Ya se sabe, en caso de penaltis, que España lo celebre por sevillanas. Así, además del contagio emocional, creará confusión y desconcierto en el equipo contrario.

*Moll, T., G. Jordet & G.-J. Pepping. 2010. Emotional contagion in soccer penalty shootoouts: Celebration of individual success is associated with ultimate team success. Journal of Sports Sciences DOI:10.1080/02640414.2010.484068
*Palao, J.M., M. López-Montero & M. López-Botella. 2010. relación entre eficacia, lateralidad y zona de lanzamiento del penalti en función del nivel de competición en fútbol. International Journal of Sport Science 6: 154-165.

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Por Eduardo Angulo

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