Hace unas semanas hablamos de instintos desatados y de terribles mordiscos (querida Anasan, aquí va lo prometido). La bibliografía que demuestra que nos mordemos unos a otros (también nos amamos unos a otros y, a veces, coinciden en lugar y hora amores y mordiscos) es abundante. Por ejemplo, Robert Griego y sus colegas, del Colegio […]