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Eduardo Angulo Pinedo

La biología estupenda

Votar

¿Cómo se decide el voto en unas elecciones democráticas? Se supone que la elección se basa en las ideas y la sensibilidad de las personas que son, de alguna manera, influenciadas por sucesos del entorno del votante. Sin embargo, recientemente se ha empezado a sospechar que, quizá en parte, la elección del voto tenga un componente automático según las características biológicas de la persona. Douglas Oxley y su grupo, de la Universidad de Nebraska en Lincoln, han estudiado, en una población de 46 adultos con fuertes convicciones políticas de su ciudad, si existe alguna relación entre el temperamento de las personas y su voto. La población experimental respondió a un cuestionario sobre su adscripción política y su opinión sobre problemas actuales en Estados Unidos: ayuda exterior, inmigración, control de armas, guerra de Iraq y cuestiones similares. A continuación, se estudió su reacción física, según su sudoración y el parpadeo de los ojos, a ruidos repentinos e imágenes desagradables como arañas o personas heridas.
Según Oxley y su grupo, las personas con el voto más conservador reaccionan con una respuesta física mucho más fuerte ante los estímulos que pueden ser dañinos que los votantes más liberales. Se podría pensar que los más conservadores son más dados a defender con fuerza el estatus existente, tanto de las amenazas exteriores como de los cambios que provengan del interior de su propia sociedad. Sin embargo, los autores no conocen cuál es la causa y cuál el efecto: si la actitud política provoca la reacción física o si este tipo de respuesta está en la base de la posición política de las personas.
James Fowler y sus colegas, de la Universidad de California en San Diego, llegan más lejos y aseguran que la decisión para votar tiene un fuerte componente genético. No aseguran el sentido del voto, sino la simple participación en las elecciones. Para ello, estudian la participación en política de 396 gemelos del Condado de Los Angeles y de 806 gemelos de un estudio nacional sobre la salud en los adolescentes. Los autores aseguran que hasta el 53% de la decisión de votar tiene una base genética. Esperaban encontrar que existiera esa base genética, pero no que el efecto de los genes fuera tan potente.

*Fowler, J.H., L.A. Baker & C.T. Dawes. 2008. Genetic variation in political participation. American Political Science Review 102: 233-248.
*Oxley, D.R., K.B. Smith, J.R. Alford, M.V. Hibbing, J.L. Miller, M. Scalora, P.K. Hatemi & J.R. Hibbing. 2008. Political attitudes vary with physiological traits. Science 321: 166-670.

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