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Eduardo Angulo Pinedo

La biología estupenda

Dedos

Está demostrado que el cociente que resulta de dividir las longitudes del segundo y cuarto dedos de la mano, es decir, el índice y el anular, es sexualmente dimórfico, o sea, que es diferente en hombres y mujeres. En general, el cociente es menor en los hombres que en las mujeres pues en ellos el dedo anular es mayor que el índice, mientras que en ellas ambos dedos tienen una longitud parecida. Esta diferencia se produce durante el desarrollo, antes del nacimiento, y ya es evidente en el feto a las catorce semanas. Este desarrollo diferente entre los sexos está relacionado negativamente con el nivel de testosterona prenatal: a más testosterona, cociente más bajo, como es típico en los hombres. En cambio, en mujeres se relaciona positivamente con el nivel prenatal de estrógenos; así, a más estrógenos tendremos un cociente mayor.
El grupo del doctor Bernhard Fink, de la Universidad de Viena, estudió la relación entre este cociente y los factores más importantes de la personalidad: extraversión, neurosis, sinceridad, rectitud y afabilidad. Sólo esta última muestra una fuerte diferencia entre los sexos, ganando por mucho las mujeres. La neurosis muestra una relación importante con el cociente de los dedos en toda la muestra investigada (50 hombres y 70 mujeres). Por el contrario, en mujeres hay relación negativa entre afabilidad y cociente. La conclusión del doctor Fink es que el cociente se relaciona con factores de la personalidad en mujeres pero no en hombres.
También el doctor Fink fue quien demostró que hay una relación negativa del cociente en la mano izquierda con la medida de la cintura, de la cadera y del cociente entre cintura y pecho en mujeres. En el hombre, en cambio, el cociente de la mano izquierda se relaciona positivamente con el índice de masa corporal.
Y nuevamente fue el doctor Fink quien relacionó el cociente entre los dedos con la forma de la cara. La cara media del hombre se diferencia de la cara media de la mujer en la forma y tamaño de los pómulos, mandíbulas, ojos y nariz. Y estas características se relacionan con el cociente de los dedos, aunque la relación es tres veces más fuerte en el hombre que en la mujer.
Aprovechando que hablamos de dedos, se puede comentar el caso del dedo pútrido. La doctora Caroline Mills, del Hospital de la Universidad de Gales, en Cardiff, publicó en 1996 el caso de un paciente que, cinco años atrás, se pinchó en un dedo de la mano con un hueso de pollo y desde entonces no sólo lo tenía hinchado y con mal color, sino, encima, olía fatal, “pútrido” escriben los médicos en su informe. Además, el pollo culpable ni siquiera era para alimento del paciente ya que su oficio era preparar pollos para el consumo. Se le recetaron tratamientos con antibióticos, luz ultravioleta e incluso con clorofila, pero ninguno funcionó. El dedo olía tan mal que se notaba a distancia en una habitación grande, y en una pequeña el hedor era inaguantable. Se llegó a la conclusión de que alguna bacteria del género Clostridium era la culpable, pero no se encontró manera de eliminarla. El hedor contínua y el equipo concluye su escrito con una petición de ayuda a la comunidad médica internacional.

*Fink, B., K. Grammer, P. Mitteroecker, P. Gunz, K. Schaefer, F.L. Bookstein & J.T. Manning. 2005. Second to four digit ratio and face shape. Proceedings of the Royal Society London B 272: 1995-2001.
*Fink, B., J.T. Manning & N. Neave. 2004. Second to fourth digit ratio and the “big five” personality factors. Personality and Individual Differences 37: 495-503.
*Fink, B., N. Neave & J.T. Manning. 2003. Second to four digit ratio, body mass index, waist-to-hip ratio, and waist-to-chest ratio: their relationships in heterosexual men and women. Annals of Human Biology 30: 728-738.
*Mills, C., M.B. Llewelyn, D.R. Kelly & P. Holt. 1996. A moan who pricked his finger and smelled putrid by 5 years. Lancet 348:1282.

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