Los humanos reconocemos las caras que nos son familiares y las encontramos, a menudo, atractivas y tranquilizadoras. Lo mismo les ocurre a las ovejas, animales con una intensa vida social como nosotros, según los estudios de Keith Kendrick y su grupo del Instituto Babraham, de Cambridge. En sus experimentos aislan a las ovejas durante treinta minutos y, a continuación, les muestran fotografías con rostros de ovejas conocidas, de cabras y dibujos de triángulos invertidos que simulan el perfil de la cara de estos ovinos. Los rostros familiares reducen los índices de estrés observados en la conducta de la ovejas (movimiento agitado y balidos), en la frecuencia del latido cardíaco y en los niveles de cortisol y adrenalina, hormonas relacionadas con el estrés. También se detectan cambios en las zonas del cerebro relacionadas con el reconocimiento de caras y con las respuestas al estrés.
Además, el mismo grupo de Kendrick, demostró que las ovejas no sólo son capaces de reconocer los rostros de otras ovejas, sino que pueden recordar hasta cincuenta de esos rostros durante dos años. Y también pueden reconocer a un perro, y evitarlo. Kevin Stafford, de la Universidad Massey, de Nueva Zelanda, midió la aversión de las ovejas a los perros, las cabras y los humanos. El perro ganó en provocar miedo a las ovejas, seguido de los humanos y, en último lugar, las cabras.
*Beausoleil, N.J., K.J. Stafford & D.J. Mellor. 2005. Sheep show more aversion to a dog than to a human in an arena test. Applied Animal Behaviour Science 91: 219-232.
*da Costa, A.P., A.E. Leigh, M.-S Man & K.M. Kendrick. 2004. Face pictures reduce behavioural, autonomic, endocrine and neural indices of stress and fear in sheep. Proceedings of the Royal Society of London B 271: 2077-2084.
*Kendrick, K.M., A.P. da Costa, A.E. Leigh, M.R. Hinton & J.W. Peirce. 2001. Sheep don’t forget a face. Nature 414: 165-166.