El profesor W. Neuckel, del Instituto de Zoología de la Universidad de Basilea, ha descubierto que 35 especies de caracoles terrestres de Europa central, cuando salen por primera vez de la concha después de haber permanecido un tiempo en su interior (por ejemplo, en invierno por las bajas temperaturas; o, al contrario, en verano por la falta de agua y el calor), utilizan un método de emergencia para absorber ingentes cantidades de agua y conseguir así reanudar su actividad con rapidez. Además de beber agua por la boca y absorberla a través de la piel, la toman también por el ano, llevándola por el intestino hasta el estómago donde es transportada al interior del cuerpo. El aumento de peso del animal como consecuencia de esta toma masiva de agua puede ser de hasta un 40% en cuestión de pocos minutos. Rápida y extraordinaria esta voluntaria lavativa.
El agua que se almacena en el tubo digestivo también se puede eliminar con la misma celeridad si el animal necesita refugiarse de nuevo en su concha (si le pinchan con una aguja, como hace el profesor Neuckel). Y también sirve para refrescar la cabeza del animal cuando hace calor o hay una gran sequedad ambiental. Hay que recordar, por si alguien no se ha fijado en ello, que en los moluscos terrestres, el ano y el uréter desembocan en el interior del pulmón y que este comunica con el exterior por una abertura, llamada neumostoma, que se encuentra justo detrás del tentáculo ocular derecho. Es por el neumostoma que el animal respira, orina y defeca. Es decir, que si un caracol se atraganta y tose, será porque orina o defeca, no porque coma o beba, como nos ocurre a nosotros. Y debido a esta estructura anatómica, en la absorción de agua hacia el intestino que he mencionado también queda incluida la orina que se expulsa por el uréter a la cavidad del pulmón.
Y otro ejemplo de las habilidades de los moluscos: ¿a qué no sabían ustedes que hay caracoles voladores? Pues los hay. Existen y se ha demostrado, indirectamente, que hay diminutos caracoles que en el mar Egeo van de isla en isla llevados por el viento. Estos caracoles, del género Truncatellina, miden entre 1 y 2 mm y pesan no más de 0.5 gr. Los cálculos desarrollados por Francisco Welter-Schultes, del Instituto de Zoología de la Universidad de Göttingen, demuestran que, con la velocidad habitual del viento en el Egeo, estos caracoles pueden recorrer hasta 4 km arrastrados por el aire. Algo parecido se ha sugerido para la dispersión de moluscos terrestres en la islas del Pacífico. Ya ven, sí que hay caracoles que vuelan. O, por lo menos, que se dejan llevar.
*Kirchner, Ch., R. Kratzner & F.W. Welter-Schules. 1997. Flying snails – How far can Truncatellina (Pulmonata: Vertiginidae) be blown over the sea? Journal of Molluscan Studies 63: 479-487.
*Neuckel, W. 1985. Anal uptake of water in terrestrial pulmonate snails. Journal of Comparative Physiology 156B: 291-296.