En esta ocasión trataremos del sentimiento de la susceptibilidad.
Una persona susceptible, es aquella que cuando alguien hace un comentario, aunque este alguien no tenga la mas mínima intención de ofenderla, la persona susceptible se siente aludida, creyendo que el comentario ha sido para ofenderla a ella, llegando a tomárselo tan en serio que puede llegar a enfadarse e incluso llorar.
Es más, la persona susceptible simplemente por hecho de que vea a dos personas hablar en voz baja, fácilmente creerá que están hablando mal de ella.
Para que una persona tenga una visión cabal (no sea susceptible), mira lo que ocurre a su alrededor, actuando en consecuencia, en primer lugar se informa, después piensa y más tarde desarrolla una acción acorde con el suceso ocurrido.
No se puede sobreactuar por suposiciones infundadas, cosa habitual en la mayoría de los casos (en personas susceptibles).
Normalmente, las personas susceptibles suelen ser débiles emocionalmente, con poca o ninguna autoestima, suelen ver y escuchar lo que temen, tienen miedo a no ser valoradas o negadas por su entorno.
Las personas susceptibles sospechan y desconfían de lo que tienen a su alrededor, tienen miedo a ser vejadas, aunque nadie lo haga, ni piense en hacerlo.
Estas personas suelen sentir una fuerte hipersensibilidad a la crítica, no admiten criticas (aunque estas sean constructivas), si alguien las critica se sienten atacadas y dolidas, suelen culpar a los demás de sus fracasos.
Suelen generar resentimiento contra quienes los critican.
Generalmente son personas indecisas, temen equivocarse, son personas perfeccionistas, han de ser los mejores en todo lo que realizan, pero se desmoronan mentalmente cuando no logan algo, con el grado de perfección que ellas desean.
Son personas que siempre están a punto de saltar, se irritan por cosas sin importancia grandemente, todo les sienta mal, nada les gusta, en definitiva siempre se están quejando de algo.
Normalmente la causa de esto ha sido una educación rígida y exigente, donde no se premiaban las cosas buenas, pero si se castigaban duramente los errores.
Las personas susceptibles esconden su baja autoestima mostrándose fuertes y firmes en sus ideas, necesitan ser el centro de atención de su grupo, así como no permiten que nadie les vea defecto alguno.
Suelen molestarles todos los comentarios de su entorno, respondiendo con una agresividad que no reconocen.
Realmente las personas susceptibles tienen un alto desgaste psíquico, este suele ponerlas de mal humor, las suele volver gruñonas y quejicas, lo cual provoca que sus relaciones personales queden seriamente dañadas.
La mejor solución para eliminar la susceptibilidad de estas personas es que empiecen a valorarse ellas mismas, conforme se empiezan a valorar, comienzan a sentirse seguras de ellas mismas y pierden esa necesidad de desconfiar y defenderse del mundo.
También es necesaria la ayuda de su entorno, cuando la persona susceptible haga algo bien, hay que felicitarla para que esta aumente su autoestima.
Las personas susceptibles, suelen recibir como respuesta el rechazo de su entorno, ya que a nadie le gusta tener cerca una persona que se queja por todo, desconfía de todo, al final, la terminan por apartar de la mayoría de los grupos, o incluso ella misma es la que se separa cuando se ve criticada.
Cuando una persona es susceptible, ha de aprender a confiar en sí misma, así como también en los demás, no hay que vivir pensando que el mundo quiere atacarla y destruirla, así solo consigue tener un “agradable” carácter agrio y gruñón.
Como la persona susceptible no se ha creído suficientemente querida en su infancia, piensan que los que los rodean no les pueden querer, ni tampoco valorar, si se les demuestra que son queridos y apreciados, llegan a pensar que fingen que los aprecian o valoran. La única solución para dominar las susceptibilidad es conciliarse con uno mismo, acto seguido relacionarse con quienes les rodean y olvidar la necesidad compulsiva de que los demás los valoren o los traten de forma narcisista.