Ayer os escribí sobre la ira, opino que es un tema muy importante para el desarrollo habitual de la vida diaria.
Hoy os escribiré sobre un subtema de la ira, las heridas emocionales, estarán basada en un PDF que he encontrado en la web, que lo he visto interesante, podéis descargarlo, o leerlo en el siguiente enlace.
En el PDF nos escriben sobre que el alma sufre heridas, (el tema de la religión desde mi punto de vista ya os lo he comentado en otros artículos que opino que se trata de una secta legal).
Pero en el PDF también nos dicen, que todas las personas tenemos un cuerpo (hasta ese punto estoy completamente de acuerdo), nuestros cuerpos, pueden sufrir un accidente con un cuchillo, con una caída, con una simple lata… cuando en el PDF nos hablan del alma, yo me referiría a nuestros sentimientos, sobre nuestro yo interno, sobre nuestra mente y a partir de ahí coincidiría con el PDF en casi todo, ahora la decisión sobre la razón, esta en manos vuestras, la mente y la opinión del lector es la que de desarrollarse.
Pero la base del tema es que las heridas físicas se asemejan a las heridas emocionales, con la salvedad que las físicas, pasado un determinado tiempo, se curan (aunque en algunos casos dejen cicatrices) y las emocionales son más difíciles de borrar, son como alguien me conto en una ocasión, como un papel arrugado, que por mucho que intentemos alisarlo, siempre quedan arrugas para recordarnos que en una ocasión lo arrugamos.
También me extraña que nos cueste tanto perdonar (es algo muy sencillo), pero “alucino” como en muchas ocasiones nos enfadamos (con motivo o sin él) en muchas ocasiones por una tontería sin importancia, prefiriendo eliminar una amistad en lugar de razonar con ella el motivo del enfado, solucionando el problema ¿Cuál es el motivo?.
Realmente la cuestión que expreso nos suele hacer daño a nosotros y a la persona con la que estamos enfadados, entonces… ¿Por qué siendo personas civilizadas no negociamos el problema y nos dejamos llevar por la ira?
Otro gran problema en las relaciones de pareja es el adulterio, eso suele transformar el amor en odio de la persona ultrajada…
Opino, como persona con pareja y entre “comillas” feliz, (siempre hay problemas), que en temas sexuales, algo nuevo es excitante, pero, si tenemos pareja, estamos (relativamente) bien con ella… ¿Por qué arriesgar lo que tenemos por un rato de pasión desenfrenada?¿merece la pena? Opino que no.
Ahora está de moda la violencia de género, respeto y opino que normalmente el hombre tiene más fuerza y más facilidad, para pegar a una mujer, que la mujer al hombre, hasta ahí de acuerdo.
Pero me parece curioso no saber de casos opuestos, donde sea la mujer la que pega al hombre, además “opino” que el hombre (con su mal entendida hombría) no denuncia a la mujer porque sus amigos se reirán de él y también opino que la mujer “legalmente” en caso de separación o divorcio esta sobreprotegida como si estuviésemos en épocas de Franco, opino que las leyes habrían que actualizarlas a la situación actual.
Comprendo (he vivido el divorcio de varios amigos, siendo amigo de ambas partes de la pareja) y os aseguro que ambas partes lo pasan mal, también opino de la separaciones vividas que quizás el principal problema sea la falta de comunicación entre ellos y la principal responsable de la separación es la SOCIEDAD, pero también entiendo que cada caso de separación es un mundo diferente.
Ahora tocaremos el tema de los abusos sexuales….
Comprendo que en la pubertad se tienen las hormonas a flor de piel y el no conseguir sexo o poco sexo hace desearlo más… hasta este punto de acuerdo.
Pero lo que no entiendo, aunque tengas 16 años, veas atractiva a una niña de seis años… a pesar de las hormonas… entonces que quien lo entienda me explique a mí como se pueden dar casos de pedofilia….
Ciertamente os he escrito sobre muchos temas en este artículo,(todos ellos basados en el tema de mi artículo de ayer “El sentimiento de ira”.
¿Creéis que estos problemas tienen alguna medicina que los cure?
Ciertamente si, la solución es el perdón, la paciencia, la comprensión.
¿De qué nos sirve enfadarnos y estar irascibles con el mundo?