Crisis de valores y de estructuras sociales
Acerca del crecimiento de la desigualdad social, escribe José María Ruiz Soroa, (El cáncer de la desigualdad, 5 de Mayo de 2012), que lo interesante son las causas y explicar la incapacidad política de corregirlo “a pesar de que todo el mundo lo denuncia como nocivo”. Creo que en esta tesis falta un factor fundamental para acertar en la respuesta. Y es que ni mucho menos, a mi parecer, todo el mundo denuncia como nociva la desigualdad; al contrario, hay mucha indiferencia y la regla, cuando preocupa, es “no lo resuelva con lo mío”. Creo importante captar este factor de posición y lucha social antagónica por los bienes, para hacerse cargo de no poco de lo que nos pasa. Es una cuestión, por tanto y muy decisivamente, de poder social en hiper–mercados que son tiranías auténticas para los pueblos y sus democracias. También de valores, lo reconozco, pero no sólo. Por eso su reflexión evoluciona hacia la necesidad urgente de “una teoría política sobre las desigualdades admisibles”, y añado, y una práctica social y política que la pueda exigir. Otra vez, cuestión de soberanía social democrática. Y “urge encontrar los mecanismos políticos para recrear entre los ciudadanos el gusto por la similitud”; yo diría, y para exigir de todos su respeto. Es bueno hacerlo de corazón (valores), pero no conviene olvidar el reparto de poder (estructuras).