Pues se pongan como se pongan en Podemos, tuvieron el gobierno de Sánchez al alcance de la mano, pero no quisieron; con Ciudadanos de por medio, no quisieron; sabían que de ese modo se desprestigiaban ante sus votantes, que de inmediato habría escisiones y mucha gente los dejaría; pensaron, además, que unas nuevas elecciones se llevarían a Sánchez por delante, pero no sucedió; y eligieron ser una fuerza política pura en su proclama de una alternativa social, y se quedaron sin novio; tenían miedo de perder las plazas y avenidas, lo entiendo; es más fácil ser puro que arriesgar un pacto provisional; y ahora pasa esto; querían gobernar cambiando la realidad social española a fondo, pero con mando en plaza antes de ganar las elecciones y sin transigir con nadie; ahora pasa esto; Rajoy va a seguir; y en dos años o en cuatro, quién lo sabe, tal vez sí, tal vez no, sueñan con una oportunidad mejor. De momento, Rajoy va a seguir, y si Susana Díaz tiene su culpa, la de Iglesias no es menor. Monedero lo explica todo muy bien, pero para una clase de filosofía política; fuera del aula, hay más gente y pareceres. De esto sé algo. Cuando quieres representar a un pueblo en sus mayorías y no puedes pactar con nadie que no comparta tu estrategia, tu ritmo y la misma modulación de objetivos sociales, tienes un problema para gobernar. Sólo te queda el consuelo de ir presumiendo con este lugar común: no hemos pactado, ni gobernado, pero hemos sido coherentes. O sea, como en el deporte, hemos jugado bonito, pero hemos perdido. Y Rajoy va a seguir. Se pongan como se pongan, Podemos también lo tuvo en la mano, pero no quiso mancharse con la casta. Luego fue tarde y otros, muy poderosos, vigilaban que no se repitiera. Y no se ha repetido la oportunidad. Pues eso. Rajoy va a seguir. Se pongan como se pongan, Podemos pudo y no se atrevió. El balón es mío y juega el que yo diga; o sea, nadie. No se atrevió. Si vives pendiente de que nadie te adelante por la izquierda, pasa esto. No se atrevió.