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En cristiano

El calendario escolar es como un queso “gruyere”

Lo reconozco, otra vez me quedo perplejo al ver a muchos niños de primaria con diez días de “parón” a estas alturas de Abril y Mayo. Cuando lo pienso, unido a otros diez o doce días de vacaciones de Pascua, – hace tres semanas -, y con poco más de cuatro semanas por delante para cerrar el curso escolar, me inquieta mucho que esto corresponda a alguna lógica. Me refiero a lógica escolar, no a costumbres laborales.

Si yo, que trabajo con adultos, veo que se rompe por completo el ritmo de estudio en un curso universitario, no sé cómo lo resuelven en el ámbito de la primaria para recuperarlo. De hecho, si escribo estas líneas es por la observación de que lo padres de esos niños se tienen que implicar a fondo en mantener el tono escolar en los acueductos, si quieren sacar algo en limpio. Hay que ser intelectualmente muy bueno y flexible para que un niño se reponga de estos parones escolares y llegue a los exámenes de primeros de Junio con cierta tensión.

O dicho de otro modo, si los padres no están especialmente preparados y atentos a la marcha escolar, – lo que suele coincidir con los niños menos concienciados en cuanto al estudio y lectura fuera del aula -, ya sé quiénes son los candidatos naturales a rondar el insuficiente. Pero no sé por qué el resultado escolar tiene que depender tanto de los padres y de las ayudas externas a la escuela. Tengo serias dudas de que el sistema se evalúe considerando estas aportaciones. Y tengo para mí que se mandan tantos deberes para casa porque el curso está muy “agujereado”.

Se me dirá que el curso tiene muchos días y que para primeros de Junio, todo está decidido en cuanto a la evaluación. No me convence. Pienso más bien en el tono de dedicación continua que requiere leer bien, memorizar datos, interpretar explicaciones, dominar algunas operaciones y ser trilingüe,… Esto requiere tiempo, acompañamiento y continuidad. Y no hay otro camino. Los alumnos más cualificados pueden pararse mil veces sin resentirse gravemente, los demás, no.

Supongo que esto se ha dicho mil veces y otras tantas se olvidará, pero ¿por razones escolares? No lo creo. Los hábitos de los profesores pesan demasiado en la planificación del curso escolar.

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