Se queja el Cardenal Bertone, Secretario de Estado de la Iglesia Católica, de que ésta sufre el ataque perverso y falaz de “los medios”, inventado historias increíbles sobre sus luchas de poder.
En realidad, pienso que si el ejercicio del poder carece de control público preciso en su formación y desarrollo, el maquiavelismo más absoluto lo ha de ocupar más pronto que tarde. Algunas personas querrán evitar está lógica implacable, y hasta sufrirán, pero la estructura tiene vida propia, y o las somete o las expulsa.
Las estructuras de gobierno sin transparencia y control público, son “estructuras de pecado”. No necesitan que “el diablo” venga de fuera. Si sucede en la vida democrática común, con mil controles que no controlan, ¿qué no será en estructuras de gobierno, fiadas a la buena voluntad de las personas? Paz y bien.