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Yo estuve allí

 

 

Yo estuve allí

 

(JAVIER LOZANO 2012-05-12, en LD, escribe que José María Setién y Juan María Uriarte han multiplicado su presencia pública, a pesar de su consideración de obispos eméritos de San Sebastián, con el objetivo de influir en su concepto de “reconciliación”. Una y otra vez insisten en quitar a las víctimas del terrorismo el papel que le corresponde en la sociedad y negarles la voz ante un proceso que no parece que se haya paralizado con la llegada de Rajoy al Gobierno… En el marco de la charla, “Espiritualidad de la reconciliación en la coyuntura actual”, el prelado emérito consideraba que en estos momentos no hay acuerdo sobre quiénes son la víctimas de todos estos años de terrorismo y que para identificarlas no hay que atender “a la causa defendida” sino “al sufrimiento hondo padecido en esta confrontación”).

 

Comento:

Yo estuve en esa conferencia,la de Vitoria, que repitió el texto de San Sebastián. Uriarte se hartó de referirse a las víctimas como aquellas que han sufrido la violencia injusta hasta el asesinato, a manos del “terrorismo de ETA”, con toda claridad; y dijo que esa violencia injusta, la que caracteriza a las víctimas, a veces ha tenido otros sujetos que ETA, incluido el Estado. Y que es mejor y justo hablar con verdad.

 

¿Y alguien puede decir que esto es mentira?, pregunto yo.

 

Y se refirió de mil maneras a las víctimas del terror, y otras tantas a cómo podríamos colaborar los cristianos a la verdad, la justicia, el perdón y la reconciliación.

 

Y, ¿esto no es cierto?, pregunto yo.  

 

 

Y reconoció acoger con respeto las críticas de las víctimas de ETA y se limitó a recordar la fuerte politización partidista de las asociaciones de víctimas, más conocidas.

 

Y, ¿esto no es cierto?, pregunto yo.

 

 

Y si estos obispos eméritos siguen hablando de reconciliación, no digo que no les interese, pero es porque se les pide una y otras vez desde sectores cristianos. Y a los otros obispos se les pide menos, porque aportan mucho menos. No es que no nos guste oír sus palabras, sino que son demasiado previsibles moral y políticamente. Es así. 

 

¿Esto no es cierto?, pregunto.

 

Tres días antes acudí a otra conferencia-mesa sobre el tema, desde sectores cercanos a los presos de ETA, y la crítica contra la iglesia vasca, incluido Uriarte y Setién, fue furibunda. Me convencieron de que estos señores, los obispos eméritos, no andan lejos de la verdad moral y social para hacer justicia y convivir como personas en Euskadi. Por lo menos que su aportación es muy sana moralmente, por más que, como todas, con sus desequibrios y peligros.

 

 

La experiencia dela Sra. San Gil, la conocía, en su versión, y en su interpretación.La respeto. Seguramente, para mí, un punto medio entre ella y lo que diría Setién del mismo hechos, sería más justo. Pero es otro tema.

 

 

Sí es verdad que el Obispo se refirió varias veces a los presos, distinguiendo casos, con afecto al sufrimiento de sus familias y suyo, apelando a fórmulas de reinserción social… pero siendo muy consciente del dolor de las víctimas y comprendiendo sus reacciones. Habló como teólogo cristiano, que no ignora la vida social y no como político que calcula la moral en una causa de parte.

 

Pero, ¿cómo puede esperarse que un Obispo calle esto?, pregunto.

 

 

Así que parece que el periodista de la noticia, Javier Lozano, y yo, hemos estado en distintas conferencias. Debe de ser que quien recibe, al modo de sus presupuestos políticos y morales, recibe. Y no me digan que, hablando de asesinatos, la verdad moral no tiene más que un camino, porque ese argumento lo comparto, pero no sirve más que para que encerrarnos en casa y darnos la razón unos a otros.

 

Mi solidaridad más sincera con las victimas del terrorismo. Paz y bien.

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