El vicesecretario de Comunicación de PP, Esteban González Pons, a propósito de la definición ideológica del partido como “demócrata cristiano”, declara que “el apelativo cristiano no tiene connotación religiosa”. Y añade, “es simplemente una manera de caracterizar a determinados partidos políticos del centro y del centro-derecha europeo“… además, “Los españoles hoy no tiene problemas ideológicos, tienen problemas económicos“. Y concluye, “la ideología es muy importante pero de la economía se vive”.
No quiero ponerme grandilocuente y metafísico, pero esto es lo que hay. Se pelean por los crucifijos en el espacio público, porque son un bien cultural; apelan ideológicamente al cristianismo, pero sin connotación religiosa; sólo para caracterizar formalmente al partido; los valores fundamentales son muy importantes, pero no dan de comer; la eficiencia económica nos justifica a cada paso.
Y el caso es que no le reprocho lo que ha dicho; al fin y al cabo, es un arrebato de sinceridad y, según creo, muy acorde con la mayoría social del PP, y seguramente, de la sociedad en cuanto tal. Creo. Y ni siquiera me rasgo las vestiduras para decir, “lejos de mí, yo no”. Pero la mala conciencia, la mala conciencia para decir de inmediato, “perdón”, y si uno es creyente, “perdón, mi Dios, por esta barbarie moral que me atrapa”, esto sí que debemos conservar como un tesoro ético y cristiano.
Así de sencillo.