Como todos sabemos, EITB ha retirado una campaña de la Iglesia a favor de la enseñanza religiosa escolar en la escuela pública vasca. Parece ser que en bastantes casos no se respeta este derecho, según la legislación vigente, y que algunas asociaciones de padres han hecho una campaña para que se renuncie a esta opción y disponer, así, de ese tiempo para otras enseñanzas o actividades. Que no se respete la aplicación de la ley es inaceptable; mientras la ley común sea ley, se obedece y se cumple; otra cosa es “insumisión” y ésta hay que declararla públicamente y justificarla, con las consiguientes consecuencias, en su caso. Lo que no vale es actuar al margen de ley, cuando no nos gusta, y simular su cumplimiento. Es un fraude a otros ciudadanos y las autoridades, políticas y escolares, unos “defraudadores”.
Los motivos aducidos por EITB se refieren a una incompatibilidad con los principios de publicidad aprobados por el propio Consejo de Administración, que incluyen la prohibición de la propaganda religiosa entre otros. Por su parte los Obispos dicen que esa incompatibilidad es “supuesta” y no real; que es fruto de una interpretación forzada y restrictiva del anuncio. Más aún, que esa decisión y en este caso, no defiende derechos fundamentales como son la libertad de expresión y la libertad religiosa, sino que EITB manifiesta con esta medida una actitud propia de un laicismo excluyente del hecho religioso en la vida social e impropia de una institución pública al servicio de todos.
Aquí los ciudadanos podemos lanzarnos a tumba abierta por el camino de nuestras opciones ideológicas previas. De hecho, así sucede en la Red. Pero lo lógico es escuchar el anuncio y ver dónde puede estar el problema. Sin duda, y a mi juicio, tras oírlo varias veces, la frase de la discordia ha de ser ésta: “porque la cultura religiosa es un bien para la madurez del niño”. Es la respuesta que una madre le da a otra, cuando le pregunta afirmando, “¿Estás muy segura?”. Sí, “porque la cultura religiosa es un bien para la madurez del niño”. Y ambas concluyen diciendo que es un derecho, reclámalo.
Yo procedo del mundo católico, soy sacerdote, y comparto y digo que la cultura religiosa es un bien para la madurez humana. Ahora bien, ¿todo el mundo tiene obligación de pensar como yo? No, puede pensar lo contrario. Digo pensar, no sólo airear o gritar. Después de pensar, puede haber y hay gente que la cultura religiosa no la ve como un bien para el ser humano, ni adulto ni infantil. Por otra lado, entre estos, puede haber gente y hay que cree que en la escuela no se ofrece “cultura religiosa” sino conocimiento de “religiones concretas” y, en nuestro caso, catolicismo. Por tanto, puede concluir que esa frase, “porque la cultura religiosa es un bien para la madurez del niño”, está indicando que lo es en su forma católica, según rige en la escuela, y que su falta, como catolicismo, o como religión, sin más, es un mal para la madurez del niño, lo cual sería obligatorio reconocer en el plano pedagógico.
Entiendo que esta interpretación de la frase no es tan forzada, y ¡pido disculpas!, sino bastante lógica fuera de nuestra visión religiosa de la vida. Creoque el anuncio no debió de ir más allá de esta idea, “la enseñanza religiosa escolar es un derecho, la ley común lo dice; ¡piensa en su valor!” Esta es mi opinión. Supongo que lejos como estoy del mundo escolar vasco, se me reprochará que desconozco el laicismo que impera en él, pero mantengo que la respuesta al laicismo tiene que ser laica. En un medio público, tiene que ser laica. En un medio privado o en la plaza pública, puede ser confesional o como se quiera. Si no acertamos, perderemos la batalla legal más de una vez. Me gustaría verlo de otro modo.