Poeta, el pasado es el espejo del futuro, ¿o es al revés?

Uno de enero, dos de febrero… Siete de julio. Vuelta a empezar. El eterno retorno con la escalera de los siete peldaños, como la gran semana de los siete planetas. Pero antes el descenso a los infiernos, hay que lidiar casi seis largos meses, seis y este año de afilada crisis. Con las terribles cornadas de paro y marginación, una detrás de otra.
Los que se consideran pragmáticos ven el tiempo lineal. En eso coincidían cristianismo y marxismo: paraíso terrenal-comunismo primitivo, luego el desarrollo histórico y para acabar el paraíso eterno-comunismo final. Los pragmáticos de hoy dudan de todo eso. El marxismo acierta, por ahora, al proclamar la rueda cíclica de las crisis del sistema. Hay quien dice que el postmodernismo se caracteriza por ver un mañana más negro. Rose lo definió en la expresión “el futuro ya no es lo que era”.
Los cielos eternos me asustan. Tienen pinta de ser aburridos. Además uno de los más grandes pensadores cristianos hispanos, Baltasar Gracián, que de eso debía saber un rato ya le puso pegas. Decía: “lo bueno si breve dos veces bueno”. Y la eternidad esa virtud no tiene.
“Tengo unos principios pero si no le gustan tengo otros”. Ahora está en boca de todo el mundo el desprecio a esta supuesta falta de principios. Es curioso, los del pensamiento único piensan que si tienes más de uno ya no tienes nada. Por esa línea no paso. El humor tiene como rasgo típico la circularidad. A ver, ¿por dónde quiere que arranque el círculo?. Eso no es oportunismo, eso es gentileza. Cuando las barbas de D. Carlos (Marx, por si no se entiende) veas pelar los bigotes de Groucho… ¡son intocables!.
La nostalgia del 15 de julio la encuentro también en Manuel Alcántara. Hoy escribe que el porvenir cada vez se adelanta más y nos recuerda a Tono. A los grandes del humor, los citados Manuel, Tono y los del hebdomadario de la Codorniz lo que les pasa es que son unos adelantados de su tiempo.
Mañana volveré a mirar los cielos con los ojos de ayer.