OPINIÓN
La cautela con la que cargos populares se refieren estos días en público a la investigación judicial no quita que en privado trasladen que «hay un cierto olor a podrido», que «el caso es feo» y que, de confirmarse, los hechos serían «muy graves». Se trataría de una estructura policial para el espionaje del extesorero del PP Luis Bárcenas en busca de documentación comprometida para altos dirigentes del partido, cuando el Ministerio del Interior lo dirigía Jorge Fernández Díaz.