ARABA
El ‘bombardeo’ de heces de palomas que sufren a diario algunos colegios de la ciudad no es nuevo. Algunos lo padecen desde hace ya dos años. Sin embargo, los inconvenientes que genera la concentración de estas aves, lejos de solucionarse, han ido a más. No en vano, la ordenanza municipal de protección animal, que entró en vigor en enero de 2014, prohíbe tanto su captura como su sacrificio. De ahí que el número de ejemplares haya ido en aumento desde entonces y también los problemas de suciedad e insalubridad que provocan en los patios de algunos centros escolares.