El negocio de las máquinas de azar ha pasado en apenas tres años de la euforia a la depresión. En 2009, en Álava funcionaban 14 salones de juego. Desde entonces hasta ahora se han abierto otros 12 locales donde probar fortuna con apuestas que, por tan solo un euro, permiten soñar con el incesante tintineo de 1.500 monedas. Un reclamo que en época de bonanza atrajo a un aluvión de clientes, que luego la crisis y la ley antitabaco se han encargado de ahuyentar. (+info. en el papel )