El clima es impredecible y, no cabe duda que cuando la lluvia se autoinvita y se convierte en protagonista desluce sobremanera cualquier actividad al aire libre. Eso es lo que ha ocurrido durante todo el fin de semana con la decimosexta edición del Mercado Medieval; una cita muy esperada por los mirandeses pero que en esta oportunidad, y pese al esmero puesto por los organizadores para que la decoración hiciera que todo el mundo se adentrara sin dificultades en el pasado, ha transcurrido con más pena que gloria. (+)