Álex de la Iglesia (Bilbao, 1965) puede estar horas hablando de las sensaciones de la infancia, cuando devoraba “Astérix” o veía cinco veces seguidas “Tiburón” en el Astoria. “Mi gran noche” bebe de millones de horas de televisión y de su desánimo ante un país crispado y hortera. “Sufro España”.
– ¿Por qué le interesa tanto el reverso tenebroso del mundo espectáculo, el sufrimiento que es necesario para hacer reír a los demás?
– Es el mundo del espectáculo pero también la vida. Intento no ser pretencioso, saco lo que me aterroriza y lo coloco en un entorno ficticio, una farsa teatral. Así te puedes reír de ti mismo y generar una catarsis. El espectador se siente liberado al verse reflejado de una manera grotesca. Yo solo intento hacer feliz a la gente.
– ¿Siempre pensó en Raphael como protagonista?
– Sí. Escribimos el guion pensando en él, si nos decía que no, se caía la peli. El día que cenamos con él y Enrique Cerezo yo estaba acojonado “¿Qué te parece el guion?”, le pregunté. “Bien”, contestó. “¿O sea, que la vas a hacer?”. “Sí”. Cuanto más loca era la secuencia, más entregado. Raphael es la persona más generosa que he conocido. Incluso venía días en que no le tocaba rodar solo para estar con nosotros.
– ¿Y por qué él?
– Porque es un icono. Raphael es España, Raphael somos todos.
– ¿Usted también es España? Fernando Trueba dijo en San Sebastián que no se siente español.
– Digamos que sufro España. Eso es muy unamuniano, aunque también venga de Bilbao.
– Encierra un país que no le gusta en un plató.
– Una España histriónica, exagerada. La única comedia que conozco es la grotesca, la farsa. Y la mejor manera de sobrevivir a todo lo que estamos viviendo es una carcajada. Me interesaba hacer una mascarada, porque si hablara realmente del país sin encerrarlo en un plató no funcionaría.
– ¿”Mi gran noche” refleja el caos que usted tiene en su mente?
– Absolutamente, no podría expresarlo mejor. No me gusta decir que rodar es terapéutico, pero es como sacar jugo de mis propias deficiencias.
Tebeos y carga de los grises
– En todas sus películas aparece la Policía dando palos. ¿Se lo ha hecho mirar?
– Ya. La manifestación y las Fuerzas del Orden. Eso es muy de Bilbao. Me recuerdo en mi infancia leyendo un “Mortadelo” de la colección Olé, concretamente “Chapeau, el esmirriau”, y por la ventana ver a los manifestantes corriendo delante de las lecheras de los grises. Y seguías leyendo. ¿Qué pasa?, preguntabas. Nada, lo de siempre.
– ¿Ve esos programas de la televisión que satiriza?
– En la peli se habla de “Supervivientes”. No tengo tiempo de ser fanático de ellos, si no lo sería. Me gustaría mucho verlos. Me interesa el fenómeno. Y me descubro con nostalgia de aquella televisión que nos unía, de toda España viendo a Pajares y Esteso, a Martes y Trece. Se ha perdido esa sensación de fraternidad. Ahora hay tanta cantidad de cosas… Aunque tampoco sé si aquella televisión era mejor que la de ahora.
– “Mi gran noche” se estrena el 23 de octubre, casi en pleno periodo electoral. Toca el paro, las ETT, la corrupción, los ERES…
– La comedia funcionaría igual sin esas referencias concretas a la actualidad. Son elementos cotidianos que la aliñan. Desgraciadamente, lo que en otros países es una farsa grotesca aquí es el telediario. Todos sufrimos este espectáculo guiñolesco, del que somos responsables. Debemos dejar de ser figurantes de nuestra propia vida y no pensar que los otros son los corruptos. Tú también lo eres, colega.
– Se está volviendo un adicto al trabajo, estrena una película por año.
– Es como una manía obsesivo compulsiva. Me fascina el hecho de rodar. Me he puesto a producir para que si yo no filmo, que al menos lo hagan otros. Quiero dirigir ya “El bar”. Arranca con un cliente que pide un desayuno en el bar pero atienden antes a una tía buena. El cliente sale del bar y, bang, le pegan un tiro en la cabeza. Cierran la puerta y se quedan dentro acojonados.
– ¿Cómo ve lo del cine español?
– Sinceramente, mejor que nunca. Hay un montón de películas interesantísimas. Estamos recuperando al público, oyes hablar a la gente muy bien. Mira que somos envidiosos y encabronados unos con otros, pero hace mucho que ya no se oye lo de españolada.
– ¿Le inquietan los jóvenes directores que vienen pisando?
– No. Yo les produzco, no quiero que hagan lo que hicieron conmigo.
– ¿Cuál ha sido su gran noche?
– ¿A qué te refieres, a nivel sexual, romántico, épico? No lo sé… Últimamente me lo estoy pasando muy bien.
(Entrevista publicada en el diario EL CORREO el 21 de spetiembre de 2015).