Para saber que John Cobra es un tipo bastante impresentable no hacía falta esperar a la gala de Eurovisión: bastaba armarse de paciencia y repasar algunos de sus vídeos en YouTube. El tipo representa todo aquello que una tele pública debería combatir, así que no piensen que este post pretende justificarle, que a mí esta gente me da mucha rabia y mucho miedo. Y, sin embargo, su fraseología pollera y sus amasamientos de paquete fueron como una dosis de mundo real en el universo alternativo de Eurovisión, que este año venía a tope de edulcorante y estupefaciente: ¡qué canciones, qué artistas, qué escenografías y qué jurado, señores! ¡Viva la música moderna! ¡España siempre en vanguardia cultural! ¡Muerte a la inteligencia!
A mí, puestos a elegir algún candidato, me gustaban Venus. Pero ya saben que en este blog solemos jugar con Finlandia, que este año da la espalda al metal y envía a las folkies Kuunkuiskaajat, un nombre tremendamente comercial que significa algo así como Susurros de la Luna. Son dos chicas salidas de las míticas Värttinä y, ya ven, hacen música.