No tenía fichado Timber Timbre, proyecto personal del músico canadiense Taylor Kirk que va ya por su tercer álbum. Así que no tengo ni idea de cómo serán los dos anteriores, pero en éste el hombre se sale a base de canciones austeras con muy buena mano para el arreglo resultón (un tecladito por allí, unos coros fantasmales por allá…). Se inspira mayormente en el blues, aunque no se le pondría encuadrar en ese género, y muestra una clara inclinación hacia las atmósferas turbias, oscuras, misteriosas e incluso un poco espeluznantes. Vamos, que viene a ser como si David Lynch, Antony Hegarty y Screamin’ Jay Hawkins se hubiesen criado en una cabaña de los profundos bosques canadienses y compusiesen juntos canciones de amor y muerte. “Cuando escucho grabaciones de la era del blues -ha declarado Kirk-, me suenan como la forma más pura de expresión musical. Ni siquiera podría mencionar un músico actual de blues. Ahora escucho sobre todo las viejas grabaciones, como Son House, Leroy Carr y varios Blind Willies”. Tengan cuidado con los demonios.