Soy consciente de que, de un tiempo a esta parte, ha aumentado en este blog la proporción de músicas enraizadas en las culturas árabes: han pasado por aquí Taxi Kebab, Al-Qasar, Kefaya o Taqbir (aunque estos no tengan mucho que ver con el resto), por no hablar de las derivaciones del inagotable rock anatolio, que de alguna manera también está emparentado con todo eso. Pero es que creo que se están haciendo cosas muy estimulantes en ese terreno, así que hoy reincido y traigo a Acid Arab, que nacieron como un dúo parisino y han ido creciendo hasta convertirse en el actual quinteto franco-argelino. A uno le sale instintivamente la palabra fusionar, porque su estilo responde a su nombre y es una aleación de dance y sonidos árabes, pero ellos detestan ese término que suena a bricolaje musical: dicen que lo suyo es un desarrollo híbrido que crece de manera natural a partir de ambas culturas, buscando el trance con la suma de las herramientas que les proporcionan ambas.
En febrero van a publicar su tercer álbum, titulado ٣ (tres en árabe), y en él han reclutado a ocho vocalistas del Magreb, Siria y Turquía para interpretar desarrollos contemporáneos de estilos como el rai, el dabke o el gasba. En Ya Mahla, el encargado de aportar la voz es el intérprete sirio de electrochaabi Wael Alkak, que en su momento estuvo a punto de ser el teclista de Acid Arab y posa con ellos en la foto de arriba, y la letra es un canto a la libertad y a las revoluciones árabes. Pero, con el volumen a tope, también sirve perfectamente como canto a la libertad en la pista de baile.