La verdad es que ya es casi tan famoso como su antimodelo, pero el Festival de Cans me parece una de esas ideas perfectas en su completa majadería y me resisto a no seguir promocionándolo. La aldea pontevedresa de Cans organiza a partir del jueves la cuarta edición de su certamen cinematográfico, anunciado en la web con los siguientes argumentos: «Si eres un tipo fino, tienes un modisto que te hace los trajes a medida, sólo bebes vinos con nombre francés y de tapa prefieres caviar beluga, quizás aún queden billetes en algún crucero a la Costa Azul. Si te gusta la fiesta, tienes curiosidad por lo que hacen las nuevas promesas del audiovisual gallego y quieres sentir el perfume de la hierba recién cortada mientras viajas en chimpín (remolque) desde o torreiro (explanada) hasta un cobertizo transformado en sala de cine, aquí está tu sitio». Y, ciertamente, yo me veo más en Cans que en Cannes, porque me encanta el caldo gallego y hasta el programa musical me resulta atractivo: Víctor Coyote y Pablo Novoa junto a los bombos portugueses de Os Bravos, una sesión de Juan de Pablos y actuaciones de The Ellas (grupo en el que Luis Tosar y otros tres barbudos versionan canciones de mujeres) y de unos prometedores (por el nombre) Tony Lomba & Elio dos Santos.
Por cierto, hablando de desviaciones galaicas: ¿alguno de ustedes vio la semana pasada Luar, el alucinante programa de variedades de la TVG? Sí, hombre, ése que hace poco encogió nuestro corazón de fans anunciando la muerte de El Fary. El viernes, cerveceando en un bar del barrio, casi me atraganté al presenciar la actuación de un tipo vestido de androide que tocaba techno con gaita, y quiero averiguar su nombre. No me disimulen, que seguro que alguno lo sabe.