Aparte de las carreras ilegales de coches, los tiroteos y las citas con señoritas de mala reputación, el jugador del ‘GTA: San Andreas’ puede deambular por los enormes escenarios virtuales -ciudades, bosques, bahías y desiertos- sin otro propósito que disfrutar del paisaje. Lo merece. Entre misión y misión, nuestro personaje puede hacer casi lo que quiera: robar coches, conducir ambulancias, pilotar aviones. Patear las aceras de Las Venturas entre casinos e imitadores de Elvis, fotografiar el Golden Gate desde la bahía de San Fierro o callejear por los guetos de Los Santos, tomados por bandas armadas hasta los dientes.
La autopista que cruza esta última ‘ciudad’, inspirada en la megalópolis de Los Ángeles, es clavada desde el suelo al viaducto de la A-8 que entra en Bilbao por la avenida de Sabino Arana. Esta calle, que nace de forma monumental a los pies del Sagrado Corazón, frente a los jardines de la Misericordia, termina en un muro polvoriento, sorteando los pilares de hormigón de la autopista, cuyos brazos describen al cruzarse armoniosos arcos. Al otro lado del muro pasa la Feve, se ve el monte, hay otro barrio, pero es como si allí se acabara la calle y se acabara el mundo, porque el programador no ha escrito un solo byte más.
Los más románticos pueden conducir su coche (quien dice coche dice tractor, motocicleta o helicóptero de combate), aparcar frente a un radiante atardecer en una playa y mover el dial por las once cadenas de radio que se sintonizan en San Andreas, con música de la época en que se ambienta el juego, principios de los noventa. Entre las canciones hay pequeños insertos publicitarios, dignos de un enloquecido Pepe Domingo Castaño, y divertidos comentarios de los DJs (uno de ellos, interpretado por el mismísimo Axl Rose). Brilla con el fulgor de la insania el locutor de la cadena de house music, el inimitable Hans Oberlander, DJ alemán residente en San Fierro. En cuanto a la calidad de la selección, mejor preguntar a los entendidos, Julio Arrieta y Carlos Benito. A mí me gustaba entonces U2, Police y, Dios me perdone, Medina Azahara.