Me he enterado este mediodía de que también Nacha Pop volvía a los escenarios. Mi alfabetización musical, incompleta cuando mejor, parte de la Historia del rock que publicó por entregas en el año 86 el periódico que era independiente de la mañana, que ya entonces señalaba, no sin cierta incomodidad, que los artistas del momento eran todos cuarentones, y enumeraba: Paul McCartney, Bob Dylan, Leonard Cohen… Los mismos que veinte años después ocupan las portadas, a los que hay que sumar los jóvenes turcos que entraron en el negocio durante los años ochenta. Nacha Pop era uno de estos grupos, y hay que reconocer que era un primor de banda de pop. Lo que me sorprende es que hayan sobrevivido físicamente como para darse la oportunidad del retorno, después de que hayamos hecho incontable humor negro con el aspecto poco saludable de Antonio Vega (ver izquierda). ¡En fin, amiguitos! Gaudeamus igitur! Nos quejamos porque se hacen viejos, que es lo mejor que nos puede pasar a todos; porque se juntan para ganar dinero, que es lo que haríamos los demás si empezáramos a pensar en los nietos, y porque ninguno cumplió la promesa de dejar un bonito cadáver que nosotros les impusimos. ¿Quién se propuso esa burrada? Uno que está muerto. Él se lo pierde.
También ‘vuelve’ Spinal Tap, lo que tiene mucha más gracia si pensamos que estos coetáneos de Nacha Pop nacieron como una banda de ficción.