A poco que lo pienso me doy cuenta de la aberración, pero no puedo dejar de estremecerme al escuchar proyectos (por no decir bandas) como Disasterpeace, emuladores del estilo inefable de la música de los juegos de 8 bits que, desde la aventura conversacional de ‘Don Quijote’ hasta ‘La abadía del crimen’, rellenan los frecuentes vacíos abiertos entre las islas de sentido de mi cabezota. Con títulos tan irresistibles como ‘The Eight Bits of Chief Cosmos’ y ‘Press Start: Prelude to a Unfolding Conflict’, un sonido Game Boy que tira de espaldas y “boredom” y “crappy music” entre las palabras clave de su perfil en myspace.com, donde pueden escuchar sus últimas creaciones, me maravilla enterarme que Rich Vreeland, el nombre bajo la máscara de Disasterpeace, sea en realidad un joven norteamericano de 19 años. Aunque yo conocía a un tío que se conectaba a internet con el Spectrum, no sé por qué me sorprendo.